A quién poco a poco se le han ido acomodando las cosas, en buena medida porque no son muchos los tiradores a la presidencia municipal de Puebla, y porque los contados aspirantes para este cargo de elección popular se han desinflado o desviado la mirada hacia otras candidaturas, es al diputado federal Mario Riestra Piña.
Éste prácticamente se ha quedado como el único aspirante con posibilidades de obtener la nominación del PAN o del bloque opositor.
Una vez que el alcalde en funciones Eduardo Rivera Pérez dejó en claro que no buscará la reelección, sino la candidatura al gobierno del estado, y que otros aspirantes panistas han decidido no contender por la presidencia municipal o no participar en los comicios del próximo año, Riestra se ha quedado solo.
Solo porque el coordinador de regidores del PAN y expresidente de la Coparmex y expresidente del CCE Puebla, José Carlos Montiel Solana, nunca fue percibido por los militantes del PAN como una opción seria y viable a la presidencia municipal de la capital.
Sólo porque el diputado Oswaldo Jiménez López bajó su perfil cuando el extinto gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta emprendió una cacería de brujas en contra de su tío y su primo, el exgobernador José Antonio Gali Fayad y el exsecretario de Economía José Antonio Gali López, respectivamente.
Y sólo porque el que se perfilaba como el opositor del grupo del grupo yunquista y de Eduardo Rivera, el diputado Eduardo Alcántara Montiel, quedó inhabilitado para un cargo de elección popular por las sanciones que le impuso el Tribunal Electoral, tras las denuncias que promovió y documentó en su contra Erika de la Vega Gutiérrez por violencia de género, acoso sexual y extorsión.
Sin embargo Mario Riestra no debería confiarse, pues el PRI y los priístas, que supuestamente son sus aliados, no le dejarán el camino libre.
Lo primero que harán será pedirle que renuncia a su aspiración y que esta candidatura sea para un militante del PRI, como el actual dirigente estatal Néstor Camarillo Medina, partiendo de que en la conformación del bloque opositor, el PAN se quedará con la candidatura a gobernador en la persona de Eduardo Rivera.
Luego le propondrán que la candidatura a la presidencia municipal se defina en unas elecciones internas, en las que el PAN, el PRD y el PRI registren un candidato cada uno, y finalmente querrán pasarle factura o chantajearlo pidiéndole la mayoría de las regidurías de la planilla que se registre o al menos las primeras tres para que en caso de derrota los priístas entren como regidores de representación proporcional.
Las negociones podrían tornarse complicadas, porque Mario Riestra difícilmente cederá la mayoría o las primeras regidurías de la planilla, sino porque está plenamente convencido que el PRI no hace diferencia en la capital, y que al PAN le puede ir mejor sólo que con aliados que en lugar de sumar dividen o restan.
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