El debate entre los candidatos a la gubernatura de Tlaxcala que se realizará el próximo domingo será importante para determinar qué aspirante está mejor preparado o preparada y con las propuestas más viables en materia de salud y seguridad, pero dudo que sea determinante para fijar el rumbo de la competencia electoral como algunos piensan o creen.

 

 

Ante un escenario que ha limitado y complicado las actividades proselitistas por estar en una pandemia, las aspirantes y el aspirante a la gubernatura del estado deberán aprovechar al máximo el foro del debate para mostrarse como personas con liderazgo, experimentadas, capacitadas y con ideas realistas, porque seguramente los ciudadanos y las ciudadanas que vean y escuchen ese ejercicio despejaran las dudas que pudieran tener para otorgar su respaldo a una de ellas o al único varón que participa.

 

Lo lógico sería que prevalecieran las propuestas y que éstas fueran acompañadas de las explicaciones de cómo las harían realidad, pero es muy probable que también se recurra a las acusaciones, críticas y señalamientos entre algunas candidatas y el candidato a fin de establecer diferencias y destacar por qué alguien es la mejor opción que la otra o el otro.

 

La abanderada morenista de la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala”, Lorena Cuéllar Cisneros, misma que encabeza las preferencias electorales y defiende el proyecto de la Cuarta Transformación y el del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, podría ser la más atacada o cuestionada por sus adversarias y el adversario varón, de ahí que su equipo deberá pensar en una defensa inteligente que no recurra a la denostación o a la descalificación si es que no quiere aparecer como una mujer intolerante o soberbia.

 

La otra candidata que no descarta enfrentar señalamientos y descalificaciones es la priista Anabell Ávalos Zempoalteca, debido a que es la única que junto con la alianza integrada por el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS denominada “Unidos por Tlaxcala” ha mantenido un crecimiento constante e importante en las encuestas, al grado que en unos días más podría ubicarse en una auténtica zona de competencia que su principal rival había descartado que se presentara ese escenario.

 

También hay expectativa por la participación de Viviana Barbosa Bonola, la candidata del partido Fuerza por México, pues no sólo se le reconoce su preparación y experiencia en la administración pública, sino que ha armado una serie de propuestas innovadoras que a los ciudadanos y a las ciudadanas les ha gustado. Además representa un nuevo rostro que refleja claramente el relevo generacional que ya se está dando en Tlaxcala.

 

Eréndira Jiménez Montiel, la abanderada de Movimiento Ciudadano, puede ser la que mejor se desenvuelva como oradora y en el intercambio de ideas, por lo que aprovechará el momento para destacar en el debate sin necesidad de recurrir a la descalificación o la violencia verbal. Su reto será conectarse con los electores y las electoras a fin de sumar más simpatías a su causa.

 

El único candidato varón, Juan Carlos Sánchez García “El Saga”, deberá mostrarse mesurado y positivo en sus intervenciones. Un error o el mal uso de ciertas palabras lo pueden condenar, pero si sus intervenciones son efectivas, claras y contundentes, es probable que crezca en las preferencias junto con su partido Redes Sociales Progresistas.

 

Finalmente, se encuentran las candidatas de trámite que participan sin generar expectativas o alguna emoción. Se trata de Evangelina Paredes Zamora y Liliana Becerril Rojas, aspirantes del partido local Impacto Social Sí y del Partido Encuentro Solidario, respectivamente.

 

El debate que organiza el desprestigiado y débil Instituto Tlaxcalteca de Elecciones que mal dirige Elizabeth Piedras Martínez y los voraces consejeros será un ejercicio interesante, pero no determinante para los comicios previstos para el 6 de junio.

 

Seguramente la noche del domingo no faltará ver a la candidata o el único candidato varón que saldrán a decir que ganaron ese encuentro y que por tal motivo casi casi tienen en la bolsa el triunfo electoral.

 

Los números en las preferencias se moverán y mientras algunas confirmarán su ascenso en las encuestas, otros podrían comprobar que llegaron a su tope y otros más que fue un error participar en la contienda porque harán el ridículo al no estar en condiciones de siquiera sumar el día de los comicios 8 mil votos.

 

Ojalá veamos un debate de altura y que aporte algo. Sería lamentable que fuera un ejercicio acartonado y aburrido que no aporte nada.

 

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