Sin representar aún una alianza aplastante o un portento de unidad, la coalición “Unidos por Tlaxcala” conformada por el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS ha empezado a cometer errores que pueden frenar su avance electoral y enfrentar divisiones porque los partidos que la integran están recurriendo a la imposición de candidatos a alcaldes y diputados locales.
La candidata a la gubernatura por esa coalición, la priista Anabell Ávalos Zempoalteca, se alarmó de más por la falta de respaldo de la aspirante panista, Minerva Hernández Ramos, quien logró para su causa la envidiable posición de la coordinación general de la campaña, con lo cual los militantes del ex partidazo con capacidad y que saben organizar y ganar elecciones fueron desplazados.
Lo anterior a parte de generar molestia y desánimo entre la estructura priista tlaxcalteca, también aumentó la simulación de funcionarios estatales y municipales que acuden a reuniones y dicen estar con el bloque opositor amplio, pero que en lo oscurito no pierden la oportunidad de mostrar su lealtad al proyecto de la candidata rival de la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala”, Lorena Cuéllar Cisneros.
A los priistas que manejan y controlan la estructura del ex partidazo les cayó muy mal la designación de la panista Minerva Hernández, no sólo porque nadie le reconoce trabajo, capacidad y conocimiento para operar una elección tan competida como la que se enfrenta en estos momentos, sino porque no conciben que Ávalos Zempoalteca haya despreciado a los miembros del tricolor donde están los que realmente saben obtener el triunfo en circunstancias adversas o complicadas.
Minerva Hernández tenía meses trabajando en su proyecto de conseguir la candidatura del PAN a la gubernatura o del bloque opositor amplio, pero su trabajo nunca rindió resultados porque su crecimiento en las encuestas fue mínimo y tampoco pudo conectarse con los electores tlaxcaltecas. Además no ha ganado ninguna de las últimas elecciones en donde ha participado y si ha logrado votos y tener una representación plurinominal es por la fuerza del PAN y no por ella.
El riesgo de que el ex partidazo sufra una desbandada de militantes es alto y esto se podría concretar cuando se conozcan los candidatos a las presidencias municipales, pues es obvio que la designación de los abanderados a las diputaciones locales provocaron enojo y rechazo por los perfiles perdedores que se terminaron por imponer.
La primera priista que ya amagó con irse del tricolor es la aún alcaldesa de Tlaxco, Gardenia Hernández Rodríguez, quien desde hace días venía sosteniendo pláticas y negociaciones con el Partido del Trabajo tras saber que la intención de su partido era apoyar a la regidora de ese ayuntamiento, Diana Torrejón Rodríguez, como aspirante a la diputación local y no a ella que gozaba de mayor posicionamiento.
En el PAN ayer se reportó la segunda ruptura. El primero en abandonar ese partido fue el empresario Juan Carlos Sánchez García “El Saga” que decidió convertirse en candidato a la gubernatura de Redes Sociales Progresistas. El alcalde de Tetla de la Solidaridad, Eleazar Molina Pérez, fue el segundo en romper con el blanquiazul y anunció que buscará llegar al Congreso del Estado a través de Morena y sus aliados.
El fantasma de la división ya se hizo presente en las dos coaliciones que se disputan la gubernatura de Tlaxcala y el Congreso del Estado.
Ahora habrá que esperar para saber qué tan graves y complicadas son esas rupturas que influirán en las tendencias que se registran en estos momentos por esos cargos de elección popular.
La coalición ”Juntos Haremos Historia por Tlaxcala» integrada por Morena, PT, PVEM, Nueva Alianza y el PEST aún se pueden dar el lujo de cometer errores y perder algunos puntos en las preferencias electorales, pero la alianza “Unidos por Tlaxcala” está obligada a llevar a cabo un trabajo perfecto porque necesita mantener su nivel de crecimiento si es que realmente desea disputar el gobierno de estado.
Anabell Ávalos iba bien pero al parecer ya le dio la ceguera de taller motivada por las plumas del sistema y sus aduladores que le hacen creer una realidad que hasta ahora no existe.
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