Cuando Tlaxcala se convirtió en las elecciones del 2018 en el segundo estado del país que después de Tabasco más votos aportó al triunfo del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se esperaba un mejor trato presupuestal por parte de la Federación y que se emprendieran obras de gran impacto.

El político tabasqueño conoce el gran respaldo que ha recibido por parte de los tlaxcaltecas, de ahí que en varias ocasiones López Obrador aseguró que “el amor con amor se paga”, sin embargo van dos años de su administración y esa promesa no se ha cumplido, de no ser que el mandatario del país se haya referido al gasto que destina su gobierno a los programas del bienestar que hasta ahora ha implicado cerca de 9 mil millones de pesos para atender a más de 250 mil tlaxcaltecas.

Presupuestalmente hablando se mantiene el nivel con que cerró la administración de Mariano González Zarur y si acaso los recursos que recibe Tlaxcala de la Federación han aumentado mínimamente al llegar en el presente año a los 21 mil 353 millones de pesos, siendo el gasto más bajo de todas las entidades del país.

De acuerdo con la información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el gasto programable del sector público en clasificación geográfica hay entidades con una población similar o menor a la que registra Tlaxcala que superan por mucho el monto de recursos federales que obtiene nuestro estado, como es el caso de Aguascalientes y Colima que manejan más de 31 mil y 35 mil millones de pesos, respectivamente.

Para el próximo año, Tlaxcala podría sufrir un recorte que rondaría entre el 2.6 por ciento y el 5.4 por ciento, lo cual no se ha precisado porque el presupuesto será sometido a su análisis para que después sea aprobado por los legisladores federales.

Según las estimaciones, la entidad que gobierna el priista Marco Antonio Mena Rodríguez podría disponer de un presupuesto para el 2021 de 20 mil 792 millones de pesos o quizás de 20 mil 827 millones de pesos dependiendo los ajustes y negociaciones que se logren en los siguientes meses.

La administración de Marco Mena entró en su cuenta regresiva, por lo que difícilmente programará para el siguiente año una obra importante o alguna acción relevante en los poco más de once meses que le quedan de gobierno.

La ampliación del estadio Tlahuicole está prácticamente terminada al igual que la modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco que en los siguientes días será inaugurada por el presidente de México, quien se comprometió a regresar en septiembre para dar el banderazo a esa obra de infraestructura.

La obra que seguramente se llevará más tiempo, pero que también será entregada antes de que concluya el gobierno de Mena, será el nuevo Hospital Regional de Tlaxcala que registra un avance importante en los edificios “A”, “C” y “D” que albergarán las áreas de Consulta Externa, Imagenología, Rayos “X”, Laboratorios, Urgencias, Dietología, Máquinas, Mantenimiento, Vestidores y Auditorio, entre otras.

Las áreas destinadas a Hospitalización, Terapia Intensiva y camas también reportan un progreso importante. La última inversión será para el equipamiento de ese nosocomio, proceso que se llevará a cabo a través de una compra consolidada que coordinará el Instituto de Salud para el Bienestar.

Hasta ahora no se ve el amor de López Obrador por Tlaxcala.

El 2021 será un año austero y sin obras de gran impacto de la federación para nuestra entidad.

Ojalá el presidente de México demostrara el mismo amor que ha mostrado a su tierra natal Macuspana, un municipio de Tabasco que en los dos últimos años ha sido de los más beneficiados con los fondos federales del ramo 33.

El terruño de López Obrador -que tiene una población de 165 mil 729 habitantes- se le asignaron entre el 2019 y 2020 la cantidad de 267.8 millones de pesos del Fondo Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) y del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios (FORTAMUN), presupuesto que ningún otro municipio del país en condiciones similares de población y desarrollo recibió.

Ahí sí se ve el amor, porque en Tlaxcala la promesa del presidente sólo ha quedado en palabras. O no.