Tras el escándalo y bochornoso espectáculo que ayer ofrecieron los legisladores federales de Morena y los del PT por la disputa que sostuvieron los segundos por la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, se dejó entrever que la alianza establecida y que dio vida a la Cuarta Transformación que impulsó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, podrían diluirse, situación que implicaría participar cada uno por su lado en los comicios intermedios y locales previstos para el 6 de junio del 2021.

De una disputa de esgrima de nivel aceptable que se vivía en la Cámara de Diputados y que protagonizaban los legisladores del PRI y los del PT encabezados por el aguerrido Gerardo Fernández Noroña, Morena bajo el mando de Mario Delgado Carrillo decidió maniobrar también el sable de los priistas con el pueril argumento de la legalidad para dar la representatividad de la Mesa Directiva a la priista Dulce María Sauri Riancho, ex líder nacional del tricolor y ex gobernadora de Yucatán.

A decir de Fernández Noroña, Morena utilizó los mismos métodos del PRI y del PAN cuando gobernaron este país, pues el Poder Ejecutivo representado por López Obrador decidió intervenir y no respetar la separación de poderes, de ahí que la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero Dávila, se hizo presente para presionar y lograr que una priista asumiera la presidencia de la Cámara de Diputados cuando el PT quería esa posición.

Al final de ese espectáculo predominaron las acusaciones y descalificaciones. Los legisladores de la Cuarta Transformación integrada por Morena, el PT y el PES hicieron el ridículo y no faltaron las amenazas de disolución de esa fuerza que fue, según ellos, determinante para que AMLO lograra la presidencia de México.

Si bien la ruptura de esa alianza legislativa podría ser  una realidad en la Cámara de Diputados y en Senado, dudo que avance al terreno de lo electoral y rumbo  a los comicios del 2021, porque el líder nacional del PT, Alberto Anaya Gutiérrez, sabe que ir solos o conformar otra coalición no le representará los mismos espacios de poder ni beneficios que ha conseguido al lado de Morena y de López Obrador.

Morena escudado en la legalidad cedió la posición al PRI, pero no crea que es el único caso porque en Tlaxcala los legisladores morenistas junto con sus aliados del PT y el PES han decidido entregar el poder a las minorías y a diputados intrascendentes, sin liderazgo, sin méritos y sin la capacidad para representar dignamente al Congreso del Estado.

La mesa directiva fue entregada a la limitada, pero eso si coqueta,  María Isabel Casas Meneses, que representa los intereses de Movimiento Ciudadano, partido que es inexistente y con una nula presencia en el estado.

Su trabajo nadie lo conoce, pero sí su enorme deseo de mantenerse vigente en la vida pública para conservar los lujos a los que se acostumbró desde su llegada al edificio de la calle Allende. Su intención que, según ella es secreta pero que todo mundo sabe, es buscar la alcaldía de Tepeyanco, razón por la cual no ha dejado de canalizar los recursos a los que tuvo acceso para realizar obras y otras acciones al lado del triquiñuelas edil de esa población Bladimir Zainos Flores, quien al parecer ya se olvidó del partido que lo llevó al poder y que fue Nueva Alianza.

Pero no crea que el lamentable caso de María Isabel Casas es el único, pues también los morenistas y petistas decidieron otorgar la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política al diputado del PES, José Luis Garrido Cruz, quien no sólo tiene una muy dudosa reputación, sino que está en entredicho su capacidad para tejer acuerdos que permitan sacar el trabajo legislativo, sobre todo cuando en este periodo deberán aprobar las cuentas públicas y los presupuestos de egresos e ingresos.

Al menos Morena en la Cámara de Diputados tuvo la decencia de poner a una priista con nivel y capacidad como la primera mujer gobernadora de Yucatán, porque en Tlaxcala de plano optaron por el cascajo y por legisladores tan diminutos que están más preocupados en banalidades que en atender su responsabilidad que lo más seguro es que ni siquiera entienden y ni comprenden.

Van dos años de la Cuarta Transformación y su comportamiento no dista mucho de lo que en su momento hizo el PAN o el PRI cuando gobernaron este país. Al final salió la misma gata pero revolcada, o no.