Insistir en el tema de la falta de liderazgo y firmeza de las autoridades estatales y municipales en torno a las medidas sanitarias para evitar contagios y más personas fallecidas por Covid-19 es necesario, sobre todo cuando Tlaxcala ya regresó a la nueva normalidad sin ningún control y con una relajación total que sin duda influirá para tener en las siguientes semanas más infectados y por consiguiente más decesos.

Al parecer de nada sirvió el esfuerzo realizado por la mayoría de los tlaxcaltecas para iniciar desde el pasado 16 de marzo un anticipado confinamiento, porque según el comportamiento que ha tenido la pandemia los contagios de coronavirus tuvieron un repunte importante durante junio, julio y lo que va de agosto.

A esa situación, habría que agregar el número de personas fallecidas por culpa de esa mortal enfermedad, pues en los mencionados meses fueron en los que se dispararon los decesos de pacientes con todo y que la Secretaría de Salud de Tlaxcala insiste en presumir el tratamiento TNR4, que según la dependencia a cargo de René Lima Morales representó una gran alternativa para la recuperación de infectados con Covid-19 al prevenir complicaciones y disminuir la letalidad del virus.

Con todo y ese tratamiento, hasta ayer domingo Tlaxcala contabilizaba cinco mil 78 casos positivos y 778 fallecimientos.

La relajación de las medidas sanitarias y haber olvidado la sana distancia, son errores que según los especialistas tendrán un alto costo no sólo para las autoridades, sino para la población, debido a que México podría alcanzar para noviembre o diciembre 140 mil fallecimientos por coronavirus, es decir, que en los siguientes cinco meses se esperaría el deceso de más de 87 mil mexicanos que se sumarían a los 52,298 que hasta anoche perdieron la vida por esa enfermedad.

En Tlaxcala la postura de las autoridades de la Secretaría de Salud es contradictoria y confusa, porque lejos de asumir decisiones firmes para impedir la relajación de las medidas restrictivas que eviten la multiplicación de contagios, optan por hacer débiles advertencias de que el desorden y la gran movilidad que se registra en la entidad nos llevará a sumar para diciembre 3,500 fallecimientos.

Hasta ahora nadie ha explicado porque varios municipios como Chiautempan, Santa Cruz Tlaxcala, San Pablo Apetatitlán y otros tuvieron que verse en la necesidad de suspender sus ferias y sus celebraciones religiosas por la pandemia y por qué razón en Huamantla si se podrá llevar a cabo, bajo un nuevo esquema, la celebración de la noche que nadie duerme que tiene que ver con la adoración a la Virgen de la Caridad.

En Huamantla se está montando una estructura para crear un túnel que abarcará ocho calles y que será utilizado el próximo 14 de agosto por los seguidores de la virgen para mostrar su fe y de paso, según los responsables de la fundación que patrocina ese suntuoso gasto, para pedir el fin de la pandemia.

Nadie puede negar que en tiempos normales, la noche que nadie duerme representa un gran atractivo turístico y religioso para Huamantla y para el estado de Tlaxcala, pero intentar mantener esa tradición en una emergencia sanitaria como la que vivimos bajo un esquema diferente que se dice tendrá y acatará todos los protocolos de sanidad me parece arriesgado y un despropósito.

Valdría la pena que los secretarios de Salud y Turismo, René Lima Morales y Anabel Alvarado Varela, respectivamente, así como el presidente municipal de Huamantla, Jorge Sánchez Jasso, informaran de qué privilegios goza la fundación para realizar un evento de tal naturaleza.

Por qué a una fundación se le otorgaron los permisos y todas las facilidades para instalar ese túnel. Cuál es el propósito del mismo. Si piensan con que rezar y adorar por unas horas a la Virgen de la Caridad el mortal Covid-19 va a desaparecer, de una vez les comento que eso no sucederá.

Al contrario ese evento que seguramente provocará aglomeraciones podría convertirse en un foco de infección, de ahí que resulta ilógico e insultante que las autoridades lo aliente y lo permitan, porque simplemente nos dejarán en claro que así como hay pacientes de coronavirus de primera que reciben toda la atención y trato preferencial, también hay municipios como Huamantla al que se le deja hacer una festividad religiosa sin que nadie diga nada.

En Tlaxcala ven la tempestad y no se hincan.