En menos de un mes el gris secretario de Educación Pública en Tlaxcala, Florentino Domínguez Ordóñez, deberá tomar una decisión sobre su futuro político, pues tendrá que definir si realmente buscará la candidatura del PRI al gobierno del estado o abandonará esa loca idea para dedicarse de tiempo completo a atender y resolver la problemática que traerá consigo el arranque del nuevo ciclo escolar que será muy complejo.

El siguiente año lectivo que usará un modelo híbrido de enseñanza, es decir, que los alumnos recibirán clases presenciales y a distancia se convertirá en un serio dolor de cabeza para las autoridades educativas, debido a que su ejecución implicará una exhaustiva planeación, organización y operación que sin duda será más que dificultoso llevarlo a cabo por los intereses de los padres de familia, los maestros y sus sindicatos, así como por parte de los estudiantes.

El nuevo modelo de enseñanza que funcionará a partir de agosto como una consecuencia de la actual pandemia de Covid-19 será difícil y tendrá muchas aristas porque los alumnos no aceptan ni se adaptan a recibir clases a distancia, porque quizá en Tlaxcala el número de profesores que forme parte de la población de riesgo a enfermarse por sus actuales condiciones de salud sea elevado y no podrá dar clases presenciales, porque se carece de la infraestructura y la planeación para decidir que alumnos asistirán a la escuela y que otros se quedarán en sus hogares a tomar su instrucción a distancia.

Si en la entidad ha existido una enorme permisividad para que la población en general no cumpla ni con la sana distancia ni el uso de cubrebocas, así como de otras medidas sanitarias que ayudan a evitar contagios de coronavirus, dudo que los estudiantes tlaxcaltecas quieran acatar las instrucciones de protección para asistir a clases y menos que todos respeten las indicaciones de las autoridades, porque sencillamente si no lo hacen no enfrentarán ninguna sanción o consecuencia.

Será imposible evitar que en las escuelas del estado existan aglomeraciones y seguramente el cierre de planteles será la constante porque, según la SEP, al detectarse un solo caso de Covid-19 se procederá a suspender hasta por 15 días las actividades de esa institución.

Ayer durante una reunión ordinaria del Consejo Nacional de Autoridades Educativas que presidió el secretario de Educación Pública del gobierno Federal, Esteban Moctezuma Barragán, se aclaró que el regreso a clases presenciales en las escuelas se dará siempre y cuando se logre el color verde en el semáforo epidemiológico, situación que difícilmente alcanzará Tlaxcala en agosto por el comportamiento que tiene esa pandemia en cuanto al número de contagios y personas fallecidas.

Florentino Domínguez enfrenta un panorama incierto que necesariamente lo llevará a tomar una decisión sobre su futuro, porque si se mantiene como secretario de Educación Pública en Tlaxcala tendrá muy poco tiempo y margen para seguir con su alocada carrera por la candidatura del PRI al gobierno del estado.

Dudo que el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez le permita a Domínguez Ordóñez seguir utilizando la dependencia estatal para su promoción y que éste gris y lenguaraz funcionario descuide o no cumpla con su trabajo y enorme responsabilidad de sacar adelante el nuevo ciclo escolar, de ahí que ese priista quizá va encaminado a que lo bajen de la contienda interna del ex partidazo y al final ni siquiera sea considerado para buscar otro cargo de elección popular en los comicios del 2021.

El secretario de Educación Pública en Tlaxcala carece del ímpetu que se requieren para renunciar a su cargo y dedicarse de tiempo completo a su proyecto político de convertirse en el sucesor de Mena Rodríguez.

Su sueño de ser candidato del PRI a gobernador pronto puede terminar, como ha pasado con la fantasía que tuvo el cuasi poeta director del Sepuede-Icatlax, Manuel Camacho Higareda y la robusta secretaria de Turismo de Tlaxcala, Anabel Alvarado Varela.

No cabe duda que la pandemia de Covid-19 también mata proyectos políticos.