Muy pocos han empezado a dimensionar los efectos negativos que ya ha dejado sentir la pandemia del Covid-19 en Tlaxcala. Lamentablemente ayer se registró la primera muerte de un tlaxcalteca por ese virus y el número de personas enfermas llegó a 28, datos que son tan graves como la pérdida de empleos formales que ha tenido la entidad entre marzo y abril, mismos que son ocultados por las autoridades para no generar preocupación.

Aunque Tlaxcala fue de los primeros estados en implementar con tiempo las medidas de contención para evitar la propagación del coronavirus, éstas al no ser acatadas por un sector importante de la población fallaron y ahora el número de pacientes contagiados va en aumento, al grado que anoche había 90 personas que estaban en espera de recibir los resultados de sus pruebas para confirmar o descartar la presencia del Covid-19.

Tras permanecer por varios días como el único estado del país sin casos del mortal virus, en dos semanas Tlaxcala pasó a tener 28 pacientes contagiados y un deceso, situación que debería preocupar y ocupar a todos porque la probable ampliación de la cuarentena al mes de mayo tendría graves consecuencias no sólo en materia de salud con más enfermos y muertos, sino que la economía de la entidad quedaría devastada.

Ayer, la titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa María Alcalde, reveló que a nivel nacional se perdieron más de 346 mil empleos formales. En Puebla se cancelaron más de 12 mil y en la Ciudad de México esa cifra fue de más de 55 mil fuentes de trabajo.

En el caso de Tlaxcala la información no se tiene precisa ni se reveló por parte de la dependencia federal, aunque según estimaciones del sector privado se calcula que entre el 13 de marzo al 6 de abril de este año se perdieron en el estado entre 2 mil y 3 mil empleos formales derivado de la pandemia del coronavirus, cifra que representaría un duro golpe para la entidad que prácticamente volvería a tener el nivel de trabajadores legalmente contratados que registró a finales del 2018.

Al inicio de la actual administración el número de trabajadores tlaxcaltecas registrados formalmente era poco más de 91 mil personas, pero con el trabajo, capacitación y promoción que hizo Luis Vargas González como titular del Sepuede-Icatlax el 2017 se cerró con más de 97 mil empleos, para después finalizar el 2018 con más de 100 mil fuentes laborales reconocidas.

En los dos primeros años del gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez hubo más de 9 mil nuevos empleos formales. En el 2019 el incremento apenas si fue de casi tres mil para situarse en febrero del 2020 en más de 103 mil trabajadores.

De esa cantidad, se estima que ya se perdieron en Tlaxcala casi tres mil empleos como una consecuencia de la emergencia sanitaria que generó el Covid-19 y cuyos efectos negativos aún no terminan, porque a nivel nacional se calcula que a finales del presente mes se habrán cancelado casi 800 mil fuentes de trabajo.

Si bien el mandatario Mena Rodríguez ya sostuvo reuniones con empresarios y líderes de trabajadores para que su gobierno aplique próximamente medidas adicionales para respaldar al sector productivo y al empleo durante la actual emergencia sanitaria, dudo que éstas sean la panacea para ese grave problema.

Y más cuando se observa que un funcionario estatal con mucha responsabilidad en el tema, el causi poeta Manuel Camacho Higareda, hoy director del Sepuede-Icatlax, aprovecha la crisis para auto promocionarse con ridículos videos y para dar a conocer que la dependencia a su cargo ya ofrece tutoriales en línea de ciertos cursos de capacitación.

Con ese tipo de funcionarios difícilmente se puede pensar que las autoridades podrán en marcha una estrategia seria para defender el empleo en Tlaxcala.

El gobierno federal que encabeza el presidente de México Andrés Manuel López Obrador parece que perdió la brújula ante la crisis en materia de salud. Se comprometió a contribuir a la generación de 2 millones de empleos formales en nueve meses, pero no dijo cómo lo haría ni cuál sería la ruta para cumplir dicha meta.

Ante tal panorama estamos jodidos.