Alguno tiene que mostrar madurez porque al pueblo lo aterra lo que pueden ser estos seis meses, con una especie de gobierno paralelo, dedicado a un extraño papel de cuchillito de palo.

Ningún afecto pervive, según se aprecia, entre el gobernador Héctor Ortiz Ortiz y el mandatario electo, Mariano González Zarur, desde aquella ocasión en que el primero prestó anuncios espectaculares y apoyó el uso de la radio y prensa escrita, para promover la figura del priísta utilizando como pretexto su último informe como diputado federal.

A meses de distancia la actitud solícita de quien aprovechó la apertura para divulgar un discurso con clara intención de fortalecer el nivel de conocimiento entre los electores, en la relación de ambos campea la frialdad.

Bueno, aprovechando esa distancia, González Zarur, aprovechó para lanzar severas críticas respecto al tema de las nuevas patentes de notario que, todo el mundo sabe, las aguardan amigos muy cercanos a Ortiz (Raúl Cuevas, Cesáreo Santamaría…), situación que para Mariano significa un grave daño al estado, en estos seis meses que aún faltan al presente gobierno para hacer y deshacer a su antojo, según lo lamenta.

Vemos en tal desencuentro la deficiencia fundamental del esquema electoral vigente, diseñado para que los ganadores de una jornada como la del pasado cuatro de julio, detenten el poder absoluto, y los perdedores deban ir a su casa, padeciendo las secuelas de un rotundo fracaso.

Pero la inédita espera de más de seis meses para entregar la estafeta nos lleva a la práctica de un gobierno paralelo, capaz de desatar hostilidades como no se había visto.

Cuánto daño puede infligir el inminente mandatario si así se lo propone.

Hoy ha escogido el tema de las notarías, pero tiene de dónde escoger. Qué tal las obras que van a quedar inconclusas, como el Periférico, como la Plaza del Bicentenario (que semana a semana sufre nuevos incrementos millonarios), como la increíblemente prolongada construcción de un tramo sobre la carretera a Calpulalpan.

Mariano tiene en sus manos un mecanismo demoledor que seguramente usará para sepultar al gobernante en turno y a sus seguidores, aunque hay asunto, la universidad pública, que desde este momento le puedo apostar, saldrá de toda negociación, porque obedece a la alianza de poderosos grupos (los Ortiz, los Vázquez Galicia) a los que un gobierno anterior, el de Alfonso Sánchez Anaya, no pudo afectar en lo mínimo.

Es más, cuando Perla López Loyo, cambió de chaqueta y dejó al que le sirvió buena parte de su vida, se manejó la idea de que la universidad sería recuperada. Claro, era una estrategia más de campaña, pero en los hechos lo que vemos es hasta la separación automática de Perla, de las labores que desempeña en la institución, sin que medie explicación alguna.

Ya veremos qué tan hábil es Mariano y hasta donde permite Héctor que el supuesto desencuentro entre ellos avive lo que con los meses puede volverse crisis.

Y ojalá este período de crítica no presagie un cambio al autoritarismo, a partir del 15 de enero de 2011, haciendo vigente el temor colectivo a que tan malo resulte el pinto como el colorado.

Eso sí, con todo y estos desencuentros, vemos que en el esquema mencionado, del ganador absoluto y el perdedor absoluto, el primero ya se frota las manos para beneficiar a sus amigos, para medrar hasta saciarse y para ser tan corrupto como las viejas prácticas del PRI se lo permitan.

Ojalá me equivoque.

Los nombres que comienzan a sonar

Conste que con más de seis meses de anticipación, ciertos personajes ya comienzan a brillar en el cielo marianista. A lo mejor su antigüedad no les permite asumirse titulares, pero han de influir en el nombramiento de quienes detenten la cuota que les corresponde.

Fíjese que en el sector salud cobró fuerza el nombre del talentoso médico Alejandro Guarneros, tanto como en el ramo turístico, adonde podría ir el mismo Joaquín Cisneros Fernández. Inminente parte del nuevo gobierno será Federico Barbosa Gutiérrez.

El que de plano anda destapado es el ¿perredista? Mariano Andalco López, quien aseguraría que ya casi tiene un pie en la oficina de la Aguanaja, donde la Secretaría de Fomento Agropecuario.

Ya veremos como nos va con estos relevos y con los que faltan.

Lo que sí le anticipo es que, actividades como la feria de Tlaxcala y las corridas de toros, vivirán sus mejores épocas en el gobierno del divo don Mariano, el mismo que anuncia el retorno del viejo PRI.