A las autoridades estatales les urge reencontrar la cordura y la poca inteligencia que habían mostrado antes de que los conflictos que se registran en ciertas áreas del gobierno se salgan de control, como la parálisis que se vive en la Secretaría de Salud provocada por personal sindicalizado, acción que ha afectado la atención médica de los pacientes que no tienen la culpa de que los trabajadores quieran quitar a la directora Administrativa de la dependencia, Guadalupe Zamora Rodríguez.

Nadie sabe en qué momento se rompió la alianza y complicidad entre la priista Blanca Águila Lima, líder sindical de los trabajadores de la Secretaría de Salud de Tlaxcala y los mediocres secretarios de Salud y de Gobierno, René Lima Morales y José Aarón Pérez Carro, respectivamente, porque de ser aliados hoy se ven como adversarios capaces de tomar pésimas decisiones que van en contra de los tlaxcaltecas.

Los paros y protestas de los trabajadores sindicalizados no sólo han afectado la atención médica a pacientes enfermos, sino que los servicios en clínicas y hospitales se han visto interrumpidos. Hay casos de pacientes que estuvieron a punto de perder la vida porque el oxígeno que recibía en un nosocomio se agotó y no había personal para solucionar y atender esa emergencia.

Pero esa ridícula disputa que el sindicato sostiene con funcionarios estatales en torno a la permanencia o no de la directora Administrativa de la Sesa, Guadalupe Zamora, también provocó la molestia del gobierno del estado contra Lorena Cuéllar Cisneros, la “super delegada” de la administración federal, quien se limitó a recibir y escuchar a los trabajadores y a su dirigente Blanca Águila.

Lo que para René Lima y José Aarón Pérez fue una torpeza y un error político por parte de la funcionaria federal, también fue el pretexto para que la administración estatal encabezada por el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez cancelara su participación en las jornadas de salud que se llevarían a cabo para atender enfermedades renales en Tlaxcala.

De un día para otro la Secretaría de Salud bajo el mando del ineficiente e irresponsable René Lima optó por suspender todos los apoyos para tales jornadas, incluido el personal médico y la toma de muestras de laboratorio para realizar estudios gratuitos de colesterol, triglicéridos, hemoglobina glucosilada, creatinina, microproteinuria y ácido úrico.

El pueril argumento es que no disponían de recursos económicos ni materiales para participar, demostrando que esa dependencia es manejada sin sensibilidad y con intereses políticos.

Los enfermos renales de Tlaxcala no tienen la culpa del conflicto entre el personal sindicalizado y los funcionarios menistas. Tampoco pueden ser culpables de la rivalidad que la administración estatal sostiene con la representante del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la entidad, la “super delegada” Lorena Cuéllar, de ahí que resulta grave y preocupante que esos ridículos planteamientos sean el pretexto para dejar de atender un problema de salud que en el estado es considerado como grave y con una alta incidencia.

El gobierno del estado y la Sesa no pueden conducirse con tan poca inteligencia y sensibilidad.

Urge que recuperen la cordura y abandonen la torpeza.

Ojalá haya alguien que dé la cara por los cientos de enfermos renales tlaxcaltecas que están siendo maltratados y olvidados por la Secretaría de Salud, dependencia estatal que no puede argumentar que carece de recursos para atender esos padecimientos, pues el año pasado le fueron etiquetados 50 millones de pesos en el presupuesto de egresos y este 2020 una cantidad similar, por lo que valdría la pena que las autoridades responsables dieran a conocer en qué se ha gastado ese recurso para comprobar si su destino ha sido el correcto y el programado.

Aunque las jornadas médicas para atender a los enfermos renales previstas para el 10, 11 y 12 de este mes se suspendieron por el boicot que encabezó el “doctor” René Lima, el gobierno federal no dejará desamparados a los pacientes, quienes podrán ser tratados en una nueva acción que ya se reprogramó para acercar los servicios médicos a la población a través del IMSS y del ISSSTE.

La especialista Socorro Vital Flores, ex presidenta del Consejo Mexicano de Nefrología A.C. y del Colegio de Nefrólogos de México A.C. que participaría en las jornadas está enterada del caso y seguramente, como ha pasado con otros funcionarios federales del sector salud, se llevará una pésima imagen del secretario de Salud de Tlaxcala, René Lima, quien desde ahora es considerado como el peor titular que ha tenido la Sesa.