Quien diga que tiene una ventaja para ganar sin discusión, que lo demuestre el cuatro de julio, como se ven las cosas, vamos a vivir la elección más competida de la historia moderna y, lo único que nadie desea son escenarios de violencia.


La suma de la diputada federal Perla López Loyo, a la causa marianista le aportó un apoyo significativo que, según el abanderado le permite tener la expectativa de más de diez puntos a su favor. En este ajedrez, su contrincante, Héctor Ortiz Ortiz no se quedó con los brazos cruzados y, consiguió sin meter las manos, a Minerva Hernández Ramos, la candidata de la alianza Transparencia y Honestidad (PRD-PT- Convergencia), maniobra que al igual que a su adversario, le aportará votos para un triunfo, según la candidata Adriana Dávila, también de diez puntos.

El optimismo de ambos es contagioso. Y qué bueno, porque se ve que los dos han apostado el alma a este reto. La moneda –como llegó a decir Antonio Álvarez Lima – está en el aire y ahora se impondrá la estructura de cada proyecto, es decir, su capacidad de movilización, así como su presencia en las casillas para contar los votos. Que no les hagan chanchuyo, que de veras gane el que sume más sufragios y no el que haga más trampa.

Pues ya sabe usted, uno de nuestros derechos como ciudadanos es, condenar el uso de vehículos del servicio público fuera de ruta, porque ello significa acarreo; el uso de teléfonos celulares, cámaras digitales o camaritas de video, con los cuales llegara a tomarse la evidencia que metros adelante sea pagada, como antes se hacía.

Mire, ayer en el cierre donde Adriana se quitó los zapatos (aquí lo propio habría sido estar parada sobre la tierra, pero no, se hallaba en la pasarela) hubo muchos más acarreados… perdón, invitados al espectáculo. Dicen que el doble de los que Mariano pudo conseguir, pero eso no es fundamental para ganar una elección. La referencia obedece a la variante adoptada por el equipo adrianista. Procuraron no llevar autobuses, minibuses o ichivanes. Puros autos particulares de sus cuates, con el encargo de llevar a cuatro.

Pues ese es un avance en la democracia. No es lo mismo que con la contratación de unidades del servicio público, a la gente nada más le asista colocar su derriere, con todo lo demás,  en una butaca de la que bajará a dos cosas: la primera a votar y, la segunda a recibir un estímulo, ya sea en especie o en efectivo por el fino acto de regalar su sufragio al personaje de su simpatía.

Que los particulares participen con sus autos significa acuerdo, organización, vaya hasta complicidad, pero sin utilizar los recursos del Estado. Así que ojo con los autobuses… se tratará de una maniobra mapacheril en contra de la cual todos tenemos el derecho al reclamo (y ojalá en contiendas próximas a los responsables les den frescobote).

Pero, el concepto “estructura” es muy profundo. Tiene que ver con actitudes entre positivas y cínicas que tiendan a acarreos sin tregua. Es el día de los comicios cuando cobran celebridad hombres y mujeres con habilidades especiales. Capaces de pasar desapercibidos ante la mirada escrutadora del personal a cargo de las casillas. Dueños de una energía sobresaliente. Entre necios y descarados, como si se tratara del organizador de las porras adentro de la cocina del Vips, ese que medio mastica la programación neurolingüística y el arte motivacional al estilo de los merolicos que hasta programa de radio matutino llegan a tener para desvalijar a los incautos.

Ese sector de la población es indispensable en estas épocas. Su edad no importa, sino los resultados que consiga. Y créame, así como Perla y Minerva cambiaron de chaqueta a la hora de la verdad, cientos, miles de portentos, tendrán el encargo de sus amigos, Adri y Mariano, de multiplicar los votos.

Se trata de la fiesta para la cual se prepararon durante meses. La que tanta bilis les costó porque creían que el candidato iba a ser fulano y resultó zutano. La que comenzó a hacerse sin dinero, por los medios propios y, al paso del tiempo dispuso de millones para repartirlos con esmero.

Que la fiesta del cuatro de julio, rebose de alegría y, no sea la cruda del día siguiente motivo de disgusto. Que pongan el ejemplo los representantes de partido, como Lincoln Rodríguez y Martín Cásares… hombre ya no pedimos que se abracen pero, por lo menos que lleven la fiesta en paz.

Que a los consejeros del IET les sea posible quitarse las chinguinas desde muy temprano para no cometer más errores y que los comicios no se les caigan. Conste que hay demasiados prejuicios en su contra debido a sus insaciables y tranzas progenitores, los 22 diputados que les dieron forma en medio del proceso más parecido a un cochinero.

De que hay indicios de violencia el mero día ya lo tienen bien registrado las autoridades. Ahora sólo falta cuidar los puntos neurálgicos para que el desorden no se haga presente.

Creo que hay un buen ambiente para que las del domingo sean elecciones ejemplares. Claro, la pasión tiende a desbordarse pues, se trata de las elecciones más importantes de la región. Nuestro más sincero deseo de que gane el mejor y con muchos puntos de diferencia para que no haya duda ni queja.