En las acciones de combate a la pobreza en Tlaxcala seguramente están influyendo otros factores ajenos al gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez, porque la entidad sigue reportando avances en ese rubro sin que hasta ahora se haya puesto en operación el programa Supérate que fue anunciado hace poco más de un año y al que se le autorizaron una inversión inicial de 200 millones de pesos.

De acuerdo con el Coneval, en Tlaxcala se redujo 2.2 por ciento el número de personas que no pudieron adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral entre el segundo y el tercer trimestre del 2019.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social determinó que Tlaxcala junto con los estados de Puebla y Yucatán fueron las entidades federativas con mayores disminuciones en ese rubro.

Según el reporte de ese organismo, hasta septiembre de este año 45.8 por ciento de la población tlaxcalteca económicamente activa tenía un ingreso inferior al costo de la canasta básica, cuando ese porcentaje en junio pasado se situó en 48 por ciento.

Lo anterior pone en evidencia que el gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez presume de logros que su administración tiene muy poco que ver, por no decir que nada, pues seguramente los más de 72 mil tlaxcaltecas que viven en pobreza extrema deben una mejoría en sus condiciones de vida gracias a los programas federales.

Sin que hasta ahora se haya canalizado un peso de los 200 millones que se etiquetaron en este año para el programa Supérate, es evidente que tal plan dado a conocer el pasado 4 de diciembre durante el Segundo Informe de Gobierno de Marco Mena es un gran simulación y una burda estrategia barata para colgarse medallas que no le corresponden.

Desde hace meses el gobierno de Marco Mena presume la disminución paulatina de la pobreza extrema en Tlaxcala, sin embargo es más que obvio que su administración no ha realizado ninguna acción concreta o ha puesto en marcha una política pública definida para contribuir con ese logro que quizá está más ligado al gobierno federal que en este año destinó más de 4 mil millones de pesos a programas sociales que tuvieron un impacto en 250 mil tlaxcaltecas.

El programa Supérate inició el pasado 14 de noviembre con la entrega de tarjetas bancarias y seguros a beneficiarios. La intención, según José Luis Bustos Villegas, coordinador del mencionado plan estatal, es repartir siete mil plásticos que ayudarán a mejorar las condiciones de vida de 30 mil personas de 13 municipios, en los cuales vive la mitad de la población ubicada en pobreza extrema.

Aunque ya se están entregando las tarjetas bancarias, el apoyo monetario aún no se dispersa pese a que estamos en el penúltimo mes del año. Lo curioso es que los montos aún no se determinan porque éstos dependerán de las carencias sociales de cada persona como lo establece el Coneval, según lo confirmó Bustos Villegas.

Si los beneficiarios tuvieron que esperar meses para recibir su plástico, seguramente tendrán que esperar otros más para obtener el recurso económico prometido por el gobierno de Tlaxcala, que según la administración menista, será dispersado el 15 de cada mes.

Quién en su sano juicio puede creer que el programa Supérate se diseñó y recogió la experiencia y evidencia de iniciativas exitosas en 20 países como India, Paquistán, Perú, Etiopía, Yemen y Ghana, y que el mismo recibió la opinión de especialistas internacionales en la materia y se le hicieron las adaptaciones necesarias para ponerlo en marcha de acuerdo con nuestras circunstancias, cuando su operación a todas luces en un desorden y un rotundo fracaso.

En diciembre del año pasado se dijo que se destinaría una inversión de 200 millones de pesos para atender a 74 mil tlaxcaltecas que viven en pobreza extrema, para lo cual se llevarían a cabo siete fases a saber: Apoyo monetario mensual, Esquema de Aseguramiento, Entrenamiento productivo, Transferencia de Activos productivos, Ahorro, Atención a la primera infancia y Acceso a programas federales y estatales complementarios, sin embargo a casi un año de distancia nada de lo prometido se ha concretado, lo que demuestra que sólo se trató de un programa “patito” que busca colgarse méritos ajenos.

Los datos y las evidencias no mienten. La pobreza extrema en Tlaxcala va disminuyendo, pero sin la porquería del programa Supérate que hasta ahora sólo existe en el discurso del gobierno de estado, porque en los hechos no se le ve por ninguna lado.