A nivel nacional y estatal el quehacer legislativo de los senadores, diputados federales y locales que forman parte de la Cuarta Transformación está muy lejos de representar un cambio que haya eliminado el mayoriteo, las negociaciones obscuras, el desorden, los intereses económicos, la improvisación y la violación a procedimientos que antiguamente se cometían, porque esos vicios y actitudes aún prevalecen en el Congreso de la Unión y en los Congresos de los estados donde Morena, el PT y el PES tiene mayoría.

Los ciudadanos y ciudadanas perciben que a un año de haber apoyado una transformación del país y del comportamiento de los políticos que impulsó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ésta no se ha reflejado en la labor legislativa donde es común ver que Morena y sus aliados el PT y el PES replican el comportamiento que tanto criticaron cuando el PRI, el PAN y el PRD tenían el control de anteriores legislaturas no sólo a nivel federal, sino localmente.

Ejemplos de los arrebatos y errores que existen en el ámbito legislativo federal y local sobran, pues tan sólo basta ver lo que sucede en el Senado con la cuestionada designación de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos con el voto mayoritario de Morena y sus aliados.

Tal nombramiento que el PAN considera ilegal porque se contabilizaron mal los votos, ahora también es cuestionado jurídicamente porque representaría una violación a la norma, ya que legalmente la nueva ombusdperson estaría impedida a ocupar ese cargo porque no se separó un año antes del puesto directivo que tenía en el partido político que fundó López Obrador.

Localmente los diputados no han podido superar sus diferencias y sus enconos lejos de desaparecer parece que cada día se agudizan. Se habla más en los medios de comunicación de los pleitos estériles entre legisladores de Morena con los del PT y de sus desaciertos cometidos en su labor, que para su mala suerte, no pasan desapercibidos para los ciudadanos y las ciudadanas.

Los legisladores locales no se han cansado de evidenciar que su trabajo les pesa y que sólo medio cumplen con su compromiso. Ayer, como ya suele ser costumbre, dejaron pendiente otra sesión porque les dio hueva agotar los once puntos que incluyeron en la orden del día y sólo pudieron desahogar cinco asuntos ante la actitud complaciente de la inútil diputada del PT, María Félix Pluma Flores, quien como presidenta de la Mesa Directiva es incapaz de poner orden.

La diputada morenista María del Rayo Netzáhuatl Ilhuicatzi quizá tiene mucha responsabilidad en el comportamiento de los legisladores locales que ni escuchan ni ponen atención a los dictámenes que se presentan de cada una de las leyes de ingresos de los 60 municipios de la entidad, porque son las mismas del año pasado y no hay nada nuevo que amerite una atención especial por parte de los diputados, de ahí que como presidenta de la Comisión de Finanzas y Fiscalización se esperaba que propusiera un mecanismo que permitiera ahorrar tiempo.

Por cada ley de ingresos los diputados locales destinan una hora para tratar de entender lo que se lee en la tribuna, y digo tratar, porque nadie pone atención y sólo esperan que concluya ese trámite para votar a favor y seguir desahogando puntos para que puedan retirarse a descansar o atender sus negocios y otras ocupaciones.

Pero no crea que sólo los legisladores tlaxcaltecas son descuidados en su trabajo de aprobar leyes, sino también en los procedimientos para designar o ratificar a ciertos servidores públicos. Hace unos días le comentaba que la actual legislatura fue omisa para revisar debidamente el caso del gris magistrado del Tribunal Superior de Justicia, Elías Cortés Roa, quien sólo espera recibir su confirmación para mantenerse en su comodísimo e importante cargo.

Esa actitud de valemadrismo que manifestaron en la ratificación del mencionado magistrado, parece que la replicarán en la designación de un integrante del Consejo General del Instituto de Acceso a la Información Pública, pues aunque existen pruebas de que se estaría violando la Constitución al permitir la participación de personas que venían desempeñando cargos de dirección o un puesto con atribuciones de mando, la pusilánime diputada morenista Patricia Jaramillo García, presidenta de la Comisión de Información Pública, se haría de la vista gorda para facilitar la llegada de algún recomendado.

Los diputados representantes de la Cuarta Transformación son una enorme decepción.