Cuántos robos más a negocios, homicidios y cuerpos de ejecutados abandonados en la vía pública se necesitarán para que el gobierno del estado abandone la pachorra y decida intervenir en Apizaco, municipio que se encuentra agobiado por una creciente delincuencia que al parecer nadie quiere contener, como si la intención fuera castigar a sus habitantes por alguna extraña razón que sólo conoce el mandatario Marco Antonio Mena Rodríguez.

Es una realidad que el problema de la inseguridad en Apizaco rebasó a las autoridades municipales encabezadas por el alcalde panista Julio Cesar Hernández Mejía, quien pese a sus esfuerzos para tratar de hacerle frente a ese fenómeno no ha podido controlarlo, porque se encuentra sólo al grado que no se puede ocultar la indiferencia de la administración estatal y federal que se resisten a intervenir en esa ciudad y llevar a cabo un operativo conjunto que permita detener a los delincuentes que actúan con total impunidad.

La frustración de los habitantes de Apizaco ante la desbordante inseguridad es mayúscula, lo cual se pudo percibir en las redes sociales con los comentarios vertidos sobre la información difundida el lunes por la tarde respecto a que un ex militar mató a balazos a dos delincuentes que lo asaltaron en la calle Xicohténcatl de la colonia Centro de este municipio, donde casi a diario se registraba el atraco de un negocio.

Todos los usuarios apoyaron la actuación del ex miembro de las fuerzas armadas y empezaron a exigir su liberación tras ser detenido mientras el Ministerio Público realizaba las indagatorias para determinar si tenía o no responsabilidad penal.

Las muestras de apoyo al ex militar fueron evidentes y las críticas y señalamientos contra las autoridades municipales y estatales también.

El ex militar aún permanece detenido y será hasta hoy en la tarde cuando se conozca si quedará en libertad o enfrentará un cargo penal por haber defendido su patrimonio.

En Apizaco nadie se explica por qué no se detiene a los integrantes de la banda de “Los Brujos” que estaría relacionada con el atraco a negocios y transeúntes, así como a la venta de droga. Tampoco existe una explicación lógica que indique porque razón no se lleva a cabo un operativo en las colonias Nuevo México y Girasoles donde hay claros indicios de que ahí viven ladrones y distribuidores de sustancias prohibidas, quienes tendrían que ver con la creciente inseguridad en ese municipio.

Un hecho que ayer generó alarma fue la aparición en la comunidad de Santa Anita Huiloac de Apizaco de un hombre embolsado que al parecer fue ejecutado. El cadáver fue abandonado a escasos 200 metros de la casa del presidente municipal Julio Cesar Hernández, por lo que no se descarta que los sicarios hayan enviado un mensaje a las autoridades locales, sobre todo porque la identidad del fallecido hasta ahora no ha sido revelada.

La descomposición de Apizaco en materia de inseguridad se comenzó a agravar curiosamente desde que el mexiquense Eduardo Valiente Hernández tomó el control de la Policía Estatal en lugar del campechano Hervé Hurtado Ruiz y el “académico” José Antonio Aquiahuatl Sánchez asumió la responsabilidad total de la Procuraduría General de Justicia en el Estado.

Si el inútil procurador dedicara más tiempo a realizar su trabajo que en andar presentando libros en una universidad patito (Universidad Nova en Ciencias Jurídicas S.C) vinculadas a sus intereses personales y familiares, quizá estaríamos un poquito mejor, pero está más que comprobado que con esa clase de funcionarios las cosas van de mal en peor.

El gobernador Marco Mena si bien es indiferente al problema de la inseguridad que enfrenta el estado, en el caso específico de Apizaco se ha mostrado insensible y más que despreocupado, como si quisiera castigar al edil panista con quien al parecer sostienen graves diferencias y a los habitantes de esa ciudad que en la pasada administración fueron apapachados por su paisano el ex gobernador Mariano González Zarur.

Apizaco y sus habitantes no merecen lo que viven y es urgente que alguien haga algo.