La ausencia de un auténtico líder en el Congreso del Estado está empezando a pesar mucho, porque ahora nadie quiere cargar con los errores que se están cometiendo y que demuestran la novatez de los diputados en procedimientos importantes como la ratificación o no del magistrado Elías Cortés Roa, quien sin ningún esfuerzo tiene ya garantizada su permanencia en la nómina dorada del Tribunal Superior de Justicia.

El PRI y sus aliados en el Poder Legislativo nunca mostraron un abierto interés por someter al gris magistrado Cortés Roa a un proceso de evaluación a fin de determinar si ese mediocre abogado debería continuar como magistrado, pues bien o mal representaba la conveniencia de ese partido y del actual gobernador Marco Mena, de ahí que optaron por mantenerlo y evitar exponerse a perder una posición en el Poder Judicial ante la mayoría que tiene la Cuarta Transformación en el Congreso local con Morena, el PT y el PES.

La presidente de la Comisión Especial encargada de ese procedimiento, la priista Zonia Montiel Candaneda aprovechó la ignorancia de los legisladores de Morena, el PT y el PES y dejó correr los tiempos al grado que se pasó el plazo fatal (en octubre pasado) para someter ante el pleno la ratificación o no del mencionado magistrado.

Ahora que los diputados tienen ante sí la designación del nuevo comisionado del Instituto de Acceso a la Información Pública de Tlaxcala (IAIP), éstos se acordaron que también tenían pendiente la ratificación o no del magistrado Elías Cortés.

Sin embargo, hace un par de días cuando los diputados se enteraron que los plazos ya se habían vencido y que no quedaba otra más que confirmar la permanencia del gris magistrado, algunos legisladores como Irma Garay Loredo y su lacaya María Félix Pluma Flores, presidentas de la Junta de Coordinación y Concertación Política y de la Mesa Directiva, respectivamente, se lavaron las manos y culparon de ese hecho a Zonia Montiel y al coordinador de Morena, José María Méndez Salgado, porque nunca quisieron abordar el tema.

El PRI con un solo diputado en el Congreso del Estado les ganó la partida a los legisladores de Morena, el PT y el PES que dicen tener la mayoría y el control del edificio de la calle Allende. En Tlaxcala una vez más la Cuarta Transformación quedó mal, pues es evidente que sus representantes están más preocupados por sus intereses económicos que en atender los asuntos relevantes de su incumbencia.

Y así como el partido del gobernador Mena logró mantener un magistrado sin ningún problema, ahora busca prolongar el control sobre el IAIP, para lo cual ya opera la designación de un comisionado afín al ellos y evitar que la Cuarta Transformación gane alguna posición en ese “organismo autónomo”.

La relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo pronto se tensará aun más, porque los diputados locales tienen la intención de rechazar el presupuesto de egresos que en pocos días se presentará.

Si ese documento no incluye una nueva fórmula para distribuir los recursos federales y si el gobernador Marco Mena no autoriza la comparecencia de la titular de la Secretaría de Planeación y Finanzas, Alejandra Marisela Nande Islas, lo más seguro es que los diputados empiecen a ejercer presión para que el mandatario respete al Congreso del Estado y lo deje de tratar como una mera oficina de trámite.

El mandatario estatal no tiene un interlocutor de cierto peso político con los diputados locales, pues tras remover de esa labor al limitado Arnulfo Arévalo Lara se perdió la comunicación y los acuerdos.

El blandengue secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, ha intentado, sin conseguirlo, sostener una negociación con ciertos legisladores locales, quienes si bien suelen escucharlo, éstos simplemente no le hacen caso porque saben que el gobernador no se compromete a nada.

A 22 días de que se realice el tercer informe de gobierno de Marco Mena, el clima político tenderá a descomponerse y los encontronazos entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo serán inevitables.