El paquete de arbitrar esta elección es enorme, ni marianistas ni adrianistas van a aceptar el mínimo error, pero el presidente del IET, Salvador Cuautencos, quiere dar legalidad a la dimisión de Minerva por Adriana. Y la elección se halla en inminente riesgo.


A cinco días de los comicios, el árbitro electoral da muestras de una terrible incapacidad. El consejero presidente, Salvador Cuautencos, reprobó el  que los representantes legales de Minerva Hernández no comuniquen oficialmente su dimisión al instituto (IET) y en consecuencia, agrega, “los votos por la perredista no contarán como votos para la panista”.

Seguro que no, señor Cuautencos. Minerva hizo un llamado al voto útil, por el proyecto mejor posicionado, considerando que un voto inútil será aquel a favor de una causa perdida –la suya. Bueno, esa es su forma de justificarse, pero quien vote por Minerva, sumará votos a Minerva, aunque esta haya dimitido –por órdenes superiores –  y el señor consejero presidente ya puede dormir tranquilo porque con toda seguridad no se lo van a informar de manera formal.

Comparémoslo con la suma de Perla López Loyo, a la causa de Mariano González Zarur. Sólo tiene un valor mediático. Es, como dice el divo, un bazucazo al cerebro del gobernador. Así que la dimisión de Minerva ha de ser un misil para los intereses del tricolor.

Lo que sí ocurre es la operación extrema de quienes mueven los hilos en el orticismo-adrianismo, convenciendo sin tregua a grupos de perredistas para que hagan efectivo ese voto útil que tan de moda se puso. Me imagino que su apuesta es convencer a una fracción de los simpatizantes de Minerva, ya sea ofreciéndoles dinero en efectivo (que es lo más eficiente), cargos en la próxima administración u otras formas de convencerlos.

En números redondos esa fracción tras la cual van los patrocinadores de Adri, debe rayar por los 20 mil.

Y con esa cantidad de votos la elección se gana.

Aquí lo importante es que los priístas tienen las mismas posibilidades para convencer a los simpatizantes de Minerva. Dicho sea con respeto para los peones de Mariano disfrazados de perredistas (Felipe Sánchez Lima, Mariano Andalco y otros) de poco sirven en este momento las críticas a la senadora con licencia si no son capaces de sumar votos reales a la causa de su patrón. Y en las mismas se halla el otro senador perredista, Alfonso Sánchez Anaya, quien hoy se da baños de pureza perredista, cuando en su momento se empecinó en apoyar a la señora su cónyuge paraqué lo sucediese en el cargo de mandamás, a pesar de la división y destrucción de un perredismo que de haberse manejado con responsabilidad todavía siguiera en el poder.

Retomando el asunto del IET, es de destacar la tremenda crítica hecha por la ex presidenta de la Sala Electoral de Tlaxcala, Alicia Fragoso, a la incapacidad de los integrantes del consejo general. En pocas palabras les dijo que se encuentran al frente del instituto debido a las componendas de otros incapaces, como lo son buena parte de los integrantes del Congreso del Estado. Unos y otros responden a un juego donde el único lenguaje que se habla es el del dinero.

Las consecuencias saltan a la vista. Un presidente del IET lo suficientemente débil como para ignorar que la dimisión minervista es un acto político, sin cinco centavos de legalidad. Pero él, ingenuo personaje que vive un permanente 28 de diciembre, está dispuesto a lograr el caos.

Como que no se da cuenta del paquetazo que tiene en las manos. Mariano no le va a pasar una. Tampoco Adriana. Pues entonces qué espera mister Cuautencos para dejar sus actos de brutalidad y mostrar aunque sea así de mesura, sobre todo de conocimiento.

Regateo oficial en la seguridad de candidatos

El horrible asesinato de cinco personas en Tamaulipas, entre las que se encontraba el candidato del PRI al gobierno de ese estado, Rodolfo Torre Cantú, nos debe mover a una profunda reflexión en el ámbito de las campañas electorales. Son los abanderados de todos los partidos el blanco ideal de ¿el crimen organizado?, ¿de sus detractores?, ¿de otros frustrados abanderados?

Lo más cómodo es atribuir esta barbarie a lo desconocido. ¿Qué es el crimen organizado?, ¿lo contrario del crimen desorganizado?

Yo creo que es el motivo para que los responsables de la logística de cualquier abanderado se despojen de la improvisación. Es mejor que los candidatos utilicen vehículos blindados; que sus rutas dispongan de la insustituible avanzada y, sobre todo que, sin distingos el Estado brinde la protección a cada uno, sin regateos.

Y en cuanto los actos masivos, no sé si protagonistas y organizadores se han percatado de que se trata de la mejor forma de exponerse y hacer lo mismo con miles y miles de personas que, por obligación o a lo mejor espontáneamente (ajá) acuden a una concentración de esta naturaleza.

Hace unos meses los masivos estaban prohibidos. Decían que al haber tanta gente uno podía contagiarse de influenza AH1N1. Nada más llegaron las campañas y casi por decreto el virus causante de aquella enfermedad pasó a segundo plano. Y por enésima vez caímos en propagandas excesivas, molestias a los ciudadanos, cierre de calles y avenidas, demostraciones que cuando se juega a las vencidas siempre va a haber alguien capaz de doblegar al contrincante.