Un tema que podría ganar terreno en las siguientes semanas es el de la austeridad que tanto se ha pregonado, pero que muy pocos han aplicado. El presupuesto que maneja el Congreso de Estado está siendo analizado por el gobierno estatal con lupa a fin de buscar los elementos que permitan demostrar que los diputados locales disponen de recursos de más cuyo destino final es poco claro.

La anterior legislatura fue la primera que operó con un menor número de diputados al pasar de 32 a 25 miembros, sin embargo ese poder siguió manteniendo el mismo presupuesto, por lo que los impolutos legisladores se las ingeniaron para ajustar sus gastos y ejercer hasta el último peso disponible, tan fue así que dejaron un déficit de casi nueve millones de pesos.

Ese déficit que no era justificable ni tenía razón de ser, al final fue absorbido y desaparecido por los actuales diputados. Ese encubrimiento lo llevaron a cabo los legisladores del grupo mayoritario integrado por Morena, el PT y el PES y que representan en el Congreso de Estado la Cuarta Transformación que impulsa el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, porque lejos de hacerlo público y exigir la reposición de esos fondos públicos, optaron por taparlo para mantener el esquema que al final les dejaba buenos dividendos.

Un primer análisis a los presupuestos del Poder Legislativo, arroja que la pasada legislatura que duró sólo un año y ocho meses dispuso de 100 millones de pesos de más, es decir, de recursos públicos que “gastó” en la partida 4000 de Transferencias, Asignaciones, Subsidios y Otras Ayudas, la cual no es auditada ni revisada debidamente, situación que permitió a algunos habilidosos diputados como el priista Mariano González Aguirre sacar provecho de esos fondos.

Dicen que esa fórmula establecida por los priistas es mantenida por la actual legislatura en manos de Morena, el PT y el PES, con la salvedad de que sólo unos cuantos diputados saben de su existencia y por lo tanto de sus beneficios, de ahí que la intención es evidenciar esos fondos de más que disponen para proponer un recorte en el presupuesto del Congreso del Estado para el ejercicio fiscal del 2020.

Algunos diputados ya están enterados del mencionado análisis y se han dado a la tarea de emprender una revisión del presupuesto del gobierno del estado con la finalidad de detectar subejercicios y otras inconsistencias en el gasto para proponer ajustes que permitan captar más fondos para obras públicas, acciones de salud y de apoyo al campo.

La solicitud que se hizo a principios de este mes para lograr la comparecencia de la titular de la Secretaría de Planeación y Finanzas, María Alejandra Nande Islas, para que explique los criterios de distribución de los fondos federales que recibe Tlaxcala está relacionada con lo anterior y con la sospecha de que la administración de Marco Antonio Mena Rodríguez se ha quedado con cerca de 2 mil millones de pesos.

Si bien hay seis ayuntamientos que litigan ante la justicia federal ese problema al considerar que se han violentado sus derechos, lo cierto es que los diputados aprovecharían la presencia de la funcionaria estatal para presionar y tener un margen de negociación que les permita conservar intacto su presupuesto.

Y si tiene alguna duda de quiénes son los diputados que están más que interesados en conservar el mencionado esquema y el presupuesto intacto del Congreso de Estado, sólo cheque quiénes son los legisladores que insisten en la comparecencia de María Alejandra Nande.

Por cierto, en la sesión de ayer el diputado de Morena y ex presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, Víctor Manuel Báez López, tuvo un momento de lucidez, porque después de pasarse defendiendo y echándole porras al gobernador priista Mena Rodríguez, ayer subió a la tribuna para hacer algunos duros señalamientos.

“Necesitamos que se ponga orden en el estado. Desgraciadamente no tenemos gobernador, se busca gobernador. Ojalá alguien quisiera el puesto para que pudiera venir a dar la cara, porque el actual no tiene ni siquiera la honrosa decisión de mandar a su secretaria de Finanzas porque no sabemos qué ocultan en el manejo del dinero”.

Estas fueron las palabras del ex aliado de Marco Mena, quien a estas alturas no se sabe si el morenista tuvo un arranque de bravuconería o si de ahora en adelante mantendrá esa actitud crítica que ocultó por más de un año.