Hasta ahora ningún partido político ha iniciado el proceso formal para intentar el amarre de una alianza o una coalición electoral rumbo a los comicios del 2021 en que los tlaxcaltecas elegirán gobernador, diputados federales y locales, alcaldes y presidentes de comunidad, sin embargo el PAN no ha dejado de pulsar el camino a fin de detectar a posibles aliados con los que podría ir en la próxima competencia.

Sin la oposición que en automático establecía la ex dueña del PAN en Tlaxcala, Adriana Dávila Fernández, para negociar una coalición, ese partido ha tenido acercamientos con Movimiento Ciudadano y el Partido Alianza Ciudadana que controla la familia del ex gobernador Héctor Ortiz Ortiz.

El primero estaría más que dispuesto a ir junto al PAN en las elecciones del 2021, pues no sólo existen coincidencias localmente, sino entre las dirigencias nacionales de ambos institutos políticos. Los Ortiz lo mismo escuchan a los panistas que a un grupo de morenistas y otro de petistas interesados en sumarlos a su causa, pero sin comprometerse a nada porque aún es muy prematuro concretar un acuerdo.

La posibilidad de que el PAN y el PRD establezcan una alianza tal y como pasó en los pasados comicios locales existe, aunque no se le ve mucho futuro porque los militantes del sol azteca no están convencidos de apoyar a ninguno de los aspirantes panistas que se mencionan para la gubernatura del estado como la senadora Minerva Hernández Ramos y el empresario y ex diputado local, Juan Carlos Sánchez García.

Si bien Marko Cortés Mendoza, líder nacional del PAN, ya dio su aval para que ambos panistas busquen la nominación al gobierno del estado, también buscará convencer a Julio Cesar Hernández Mejía, actual presidente municipal de Apizaco, de participar en ese proceso interno al comprobarse que no sólo es un alcalde de resultados, sino uno de los mejores operadores panistas que sin atraer reflectores ha fortalecido las estructuras que apoyan a José Gilberto Temoltzin Martínez, presidente de ese partido en Tlaxcala.

El PRD está desesperado porque no tiene ningún gallo de peso para competir por la gubernatura y por eso montó el teatro de coquetear descaradamente con la presidenta municipal de Tlaxcala, Anabell Ávalos Zempoalteca, quien es una de las priistas mejor posicionada para alcanzar la nominación en su partido y aparecer en las boletas de los comicios de junio del 2021, sin embargo la tlaxcalteca estaría muy, pero muy lejos de renunciar al ex partidazo para emprender una aventura en otra fuerza política.

El PT digno a su naturaleza espera venderse al mejor postor y sacar provecho para que sus dirigentes encabezados por el insaciable Silvano Garay Ulloa sigan acaparando los cargos de representación proporcional y viviendo con lujos y excesos tal y como lo han hecho en los últimos años a costa de los recursos públicos.

Silvano Garay no quiere aliarse con Morena y menos si la candidata a la gubernatura en ese partido fuera la actual “super delegada” del gobierno federal Lorena Cuéllar Cisneros, de ahí que no ha dejado de apapachar a Anabell Ávalos y a la familia Ortiz con los que también podría aliarse.

El PRI aletargado y sin rumbo, está confiando en mantener su alianza con el Partido Socialista, Nueva Alianza y el Verde Ecologista. Ese bloque difícilmente le daría la garantía que requiere para retener el gobierno de Tlaxcala. Seguramente y alentado por la dirigencia nacional explorará la conformación de una coalición opositora más amplia y fuerte que podría incluir al PAN.

Morena, el partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está invadido por la soberbia y hoy en día se siente tan poderoso y con una elevada aceptación popular que estaría en una posición de despreciar cualquier alianza electoral.

Los morenos se sienten invencibles y eso quizá sea su principal error. Para las elecciones del 2021 aún falta camino por recorrer y las circunstancias políticas electorales pueden cambiar.

La sucesión es un tema que poco a poco empieza a ganar terreno mediático.