A cuánto ascenderán el total de las anomalías financieras que el Órgano de Fiscalización Superior (OFS) encontró y observó durante el ejercicio fiscal del 2018 y cuántos de los 104 entes fiscalizables tuvieron a bien reintegrar parte de esos recursos que se ejercieron indebidamente o sin tener una justificación, porque sólo así estaríamos en condiciones de comprobar si efectivamente existe una auténtica política de control y combate a la corrupción en Tlaxcala.

Las siguientes preguntas deberán tener una respuesta, porque más allá de que las cuentas públicas de los entes fiscalizables hayan sido aprobadas o reprobadas, los procedimientos administrativos y legales para recuperar esos fondos públicos mal gastados se mantienen vigentes, de ahí que sólo falta comprobar cuántos procesos se penalizan y cuántos son acatados por los funcionarios involucrados como el magistrado presidente del Tribunal Electoral de Tlaxcala Luis Manuel Muñoz Cuahutle que gastó en tragos y mariachi.

Durante el último proceso de revisión de las cuentas públicas se habla que fueron reprobados 20 estados financieros de igual número de entes, cuyo monto observado como daño patrimonial ronda los 290 millones de pesos, cantidad que resulta preocupante para una entidad como Tlaxcala donde las limitaciones presupuestales son evidentes no solo en las dependencias estatales, sino en los 60 ayuntamientos.

Sin embargo, a las autoridades responsables de vigilar y controlar el adecuado manejo de los recursos públicos como la incompetente Contralora del Ejecutivo, María Marisela Escobar Sánchez, quien lejos de mostrar alguna preocupación por el desorden que prevalece en las dependencias del gobierno del estado que encabeza Marco Antonio Mena Rodríguez, trató de minimizar el hecho de que algunas cuentas públicas hayan sido reprobadas por los diputados locales.

De acuerdo con una entrevista que el periodista Gerardo Santillán del portal Línea de Contraste le hizo a la disoluta funcionaria estatal, Escobar Sánchez restó importancia a los presuntos malos manejos encontrados en el Instituto Tlaxcalteca de Infraestructura Física Educativa (Itife), el Instituto del Deporte de Tlaxcala (IDET) y la Coordinación de Servicio Social de Instituciones de Educación Superior (Cossies).

La gris Contralora del Ejecutivo aseguró que las observaciones hechas a las respectivas cuentas públicas serán solventadas sin mayor problema, postura tan simple y poco creíble que se le podría aplicar quizá a la cuenta pública del Cossies que implica alrededor de 360 mil pesos que están acreditados en documentación que no se revisó en el OFS por haber sido entregada de manera extemporánea, pero no para el Itife donde el daño es superior a los 100 millones de pesos y en donde además se habla de sobreprecios, obras de mala calidad y la pérdida de varios millones de pesos.

Sin conocer a detalle las anomalías y observaciones que provocaron la reprobación de esas cuentas públicas, la funcionaria estatal rechazó que tal decisión de los diputados locales vaya a tener una mayor repercusión legal, pues según ella “no todos los alumnos son de diez”, de ahí que espera que los servidores públicos involucrados en esas inconsistencias las puedan solventar para que en su momento la Contraloría del Ejecutivo esté en posibilidades de verificar si existió o no un manejo correcto del erario.

Con esta clase de funcionarios es imposible pensar que algún día el Sistema Estatal Anticorrupción funcionará en Tlaxcala, pues es obvio que los responsables de cuidar y vigilar la correcta aplicación de los recursos realizan una labor que está más encaminada a solapar y encubrir las anomalías que comenten los servidores públicos.

El tema de la corrupción poco a poco empieza a ganar terreno entre los ayuntamientos y en algunas dependencias estatales, por lo que no dude que en los próximos meses surjan escándalos que dejarán muy mal parados no sólo a unos alcaldes, sino a funcionarios estatales que creen que nadie se da cuenta de sus excesos.

Si no me cree, pregúntele al nuevo secretario de Educación, Florentino Domínguez Ordoñez.