Muy extraña resultó la respuesta del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tras ser cuestionado en la conferencia “mañanera” de ayer miércoles, en torno a la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur que encabeza la ex perredista y hoy morenista María del Carmen Ramírez García, esposa del ex gobernador de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, jefe de Unidad de Servicios y Formación Policial dentro de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal.

Aunque quizá es cierto que el mandatario del país no sabía del cargo que desempeñaba en su administración la esposa de su amigo Alfonso Sánchez, la realidad es que personajes muy cercanos al tabasqueño si estaban enterados de ese hecho porque estuvieron presentes cuando la altiva mujer se despidió de los miembros que conformaban el “Frente Tlaxcalteca” que por algunos años conformó y presidió su marido.

A finales del 2018, Alfonso Sánchez convocó a una reunión de ese movimiento donde estuvo presente Leticia Ramírez, la representante de Andrés Manuel López Obrador y del partido de Morena, quien no sólo fue testigo de cómo María del Carmen Ramírez fue destapada como una aspirante de esa fuerza política a la candidatura al gobierno de Tlaxcala, sino de la grotesca despedida de la ex senadora que de manera burlona aseguró que ella y su esposo ya tenían trabajo en el gobierno de López Obrador y que no estuvieran molestándolos porque no estarían en condiciones de ayudar a nadie a encontrar un cargo o puesto en la administración federal.

El reporte de ese desafortunado encuentro que sirvió para prácticamente sepultar al “Frente Tlaxcalteca”, se dice que fue conocido por el líder de Morena y actual senador, Joel Molina Ramírez, así como por el hijo del presidente y encargado de la operación política en Tlaxcala, Gonzalo Alfonso López Beltrán.

En Tlaxcala se sabía que la pareja monárquica era una de las que logró beneficiarse con la llegada de López Obrador a la presidencia del país, pues mientras María del Carmen Ramírez tiene una percepción bruta de 122 mil 512 pesos mensuales, su esposo el ex gobernador gana 144 mil 564 pesos por ser jefe de Unidad de Servicios y Formación Policial dentro de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Ayer, el periodista Daniel Blancas Madrigal del periódico Crónica evidenció que en la actual administración federal siguen prevaleciendo estructuras gubernamentales que no se justifican como la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur que se creó en el gobierno priista de Enrique Peña Nieto y que en los últimos cuatros años ha tenido un costo de operación de 316 millones de pesos.

A esa coordinación del gobierno de AMLO llegó María del Carmen Ramírez, quien en los últimos años de la administración estatal del priista Mariano González Zarur se desempeñó como directora del Plantel 10 del Colegio de Bachilleres del Estado de Tlaxcala (Cobat). La ex senadora y ex candidata del PRD al gobierno del estado no tiene ninguna experiencia sobre temas de migración y tampoco se conoce que alguna vez haya estado relaciona con la presencia y desarrollo de ese fenómeno.

Una vez que fue evidencia la inoperante de la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur adscrita a la Secretaría de Gobernación que encabeza la ex ministra Olga Sánchez Cordero Dávila, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que se realizará una investigación porque “su gobierno no permitirá amiguismos, influyentismo ni nepotismo”.

Las apuestas por la permanencia o salida del gobierno de AMLO de la esposa del ex gobernador de Tlaxcala están sobre la mesa, por lo que será cuestión de días para conocer el desenlace de ese asunto que sin dudas golpeó la imagen del presidente del país que dijo no sólo desconocer la existencia de esa coordinación a casi 8 meses de haber asumido el poder, sino que también se mostró sorprendido de que ahí estuviera cobrando la esposa de su amigo Alfonso Sánchez Anaya.

Ni hablar, hasta al mejor cazador se le va la liebre. O no.