Con la web, acabó la impunidad de los intocables; a ritmo inusitado la verdad aflora, dejando en la prehistoria los eventos esos de extorsión que resultaban en el olvido colectivo, parte de las complicidades que nos mantuvieron indefensos.

De un marcado nivel de descalificación mutuo, las campañas de los candidatos a gobernador de Tlaxcala, pasaron a las denuncias formales y, según se aprecia, el odio entre abanderados crece en proporciones semejantes al desencuentro entre seguidores de unos y otros.

Hoy, los ciudadanos juegan un papel muy importante en esto que, podría ser la elección más conflictiva de la historia moderna de la entidad. Dejaron de ser el simple uso de tropas sin cerebro que, a decisión de las cúpulas obedecían indicaciones con la cabeza humillada.

Las masas actualizaron su “disco duro”. La internet abrió los ojos de generaciones que antes no tenían más opción que sumarse a los rebaños de borregos o, rebelarse a costa de ser apestados por el resto de su vida. Hoy en cambio, opinan, analizan, consultan y finalmente deciden.

1.- Como nunca, espacios en la web han permitido el debate, la crítica y hasta el manejo de informaciones que antes, habrían estado destinadas al olvido colectivo como preludio de grandes manipulaciones.

2.- La interactividad acabó con la impunidad propia de medios que subsisten en un franco deterioro y, más bien se convirtieron en ejemplos agonizantes de la comunicación escrita o electrónica.

3.- A falta de discursos de altura, de estrategias efectivas, de verdaderos liderazgos, a los candidatos y sus equipos ( ó al revés) les dio por usar a la internet para descalificarse mediante videos anónimos, fotomontajes, textos ofensivos, todos estos disponibles en blogs que, luego son señalados por los propios responsables como mecanismos de ataque a sus muy “inteligentes proyectos”.

Está muy claro que los procesos políticos no tienen otro destino que su democratización gracias a la web, pues ahora las opiniones de los ciudadanos sí se leen y, llegan a causar tremendos impactos  cuando revisten verdad, oportunidad y, desde luego rebeldía.

Pero la web sólo es la extensión de la conducta del ser humano. Ciertamente la potencia a través de expertos diseñadores que en este medio reciben el nombre de webmasters.

Así que no quitemos a las personas el enorme papel que tienen en los procesos electorales. Desde luego, con la ayuda de la web las cibercomunidades dejaron –y esto es un suceso histórico – de ser manipulados por los medios tradicionales, incapaces de subsistir en un contexto imparcial.

Se trata de un creciente número de ciudadanas y ciudadanos, con acceso a una u otra campañas electorales; con criterios tan evolucionados que han dejado atrás la debilidad ante lo que podemos llamar el magnetismo de los candidatos (que casi siempre es la extorsión, mediante amenazas de quitar empleos, apoyos, etc.)

Y son ellos quienes, por ejemplo, revelan la existencia de bodegas clandestinas donde se almacenan regalos que serán utilizados para estimular el voto a favor de cierto partido. Recordemos que en 2006, aparecieron almacenes de bicicletas aportadas por el siniestro matrimonio Fox-martita, en una cantidad tan generosa que hasta sobraron.

Son ellos, quienes denuncian actos clandestinos para direccionar los votos y, sin temor alguno dan santo y seña de eventos trágicos como aquél accidente automovilístico que cobró la vida de dos personas ajenas a la campaña de quien resultó responsable de tal tragedia, pues mostró la incapacidad en actos básicos de organización.

Así que aquellos animados a señalar a la web como mecanismo de ataque entre políticos, deben saber que aquella no es sino el medio, usado por mentes, de creativas a perversas, para ocasionar el mayor daño a cierto objetivo. Pero también es el medio para conocer las verdades que antes se limitaban a ser motivo de extorsiones, evocativas de los tiempos esos de periodicazos y matones, en franco extinción para bien de todos.

Qué chistoso, verdad, unos políticos pican los ojos a los otros mediante travesuras que colocan en la web. Los otros responden. Y entonces los primeros denuncian a los segundos por encabezar la guerra sucia, mientras los segundos son tan ingenuos que hacen como que no saben que fueron ellos los responsables del mencionado golpeteo.

Como resultado, tenemos a los protagonistas de los más escandalosos pleitos, exhibidos por los propios ciudadanos, ya sea a través de la internet, ó, mediante denuncias conseguidas por su fácil acceso a unos y otros actos de proselitismo.

Eso, lo deben saber los políticos. Los mismos rostros que acuden y reciben los regalitos de Adriana, también lo hacen con Mariano, y no pierden oportunidad para ir con Minerva.