La falta de operadores y funcionarios capaces le está pasando la factura al gobierno del estado que hoy no sabe cómo salir del conflicto que alentó y postergó al apapachar de más a los voraces líderes transportistas, quienes al percibir la debilidad de las autoridades pretenden ponerlas de rodillas para lograr la prohibición de plataformas digitales y al mismo tiempo obtener más concesiones.

El posponer la toma de decisiones y retrasar sin justificación alguna una ley en materia de transporte ha llevado al gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez contra las cuerdas para ser sometido a una ridícula presión de los concesionarios del servicio público de pasajeros que se sienten con la capacidad de generar caos vial, cerrar vialidades, provocar desorden y obligar a un diálogo con las autoridades sin que exista una sola consecuencia de sus arbitrarios actos.

Si desde hace tiempo se hubiera aprobado una nueva norma para permitir el uso de plataformas digitales para que otras empresas prestaran el servicio de traslado de personas, quizá las condiciones hoy serían diferentes y los transportistas tlaxcaltecas ya hubieran entendido que Tlaxcala no puede estar ajeno a la modernidad y a una realidad que se vive en el mundo.

Pero para mala suerte de los tlaxcaltecas lo anterior no fue posible y la actitud del gobierno de oponerse y no permitir el funcionamiento de la plataforma Pronto sólo por un capricho ha generado un ambiente de inestabilidad en Tlaxcala, provocado por los transportistas que en su momento fueron aliados y financiados por la actual administración estatal.

Antes de permitir la aprobación del uso de aplicaciones de Internet para solicitar el servicio de transporte de pasajeros, el gobierno de Mena a través de su secretario de Comunicaciones y Transportes, Noé Rodríguez Roldán, estableció una alianza con los concesionarios a quienes se les explicó y enseñó las bondades del eso de esa tecnología, al grado que por casi cinco meses la administración estatal contrató a una empresa para que diera ese servicio, sin embargo al final los trabajadores del volante se negaron a invertir dinero para mantener esa aplicación.

Fu entonces que Noé Rodríguez decidió dejar de subsidiar a los concesionarios con ese servicio digital, lo que sirvió de pretexto a los transportistas para romper el diálogo con el gobierno del estado y empezar una serie de presiones para que las autoridades prohíban en Tlaxcala el uso de plataformas y cualquier otro servicio de transporte ajeno a sus intereses.

Desde hace días los transportistas a través de sus nefastos dirigentes venían amagando con llevar a cabo una gran protesta contra el gobierno de estado. Ayer cumplieron en parte su amenaza y lograron reunir a más de 300 concesionarios de los 5,500 que existen en la entidad, lo cual fue suficiente para desquiciar la capital tlaxcalteca, cuyos ciudadanos tuvieron que soportar los abusos y excesos de esos trabajadores del volante ante una pasividad gubernamental que mostró el bisoño secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro.

Hace unos días le comentaba que el gobierno de Marco Mena se percibía débil y sin fuerza al ser derrotado por un grupo de trabajadores administrativos de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala que se impuso y logro la cabeza de la Directora de Relaciones Laborales de esa dependencia, Claudia Xochihua Rodríguez, pese a contar con la protección de un influyente pero enamorado político que comprendió que es otro el que realmente ejerce el poder en el estado.

Resulta obvio que los transportistas pretenden aprovechar esa debilidad manifiesta del gobierno para ejercer presión y sacar provecho del conflicto que ellos mismos han generado, por lo que habrá que ver si el gobernador Mena cede a sus caprichos y pretensiones o decide mostrar autoridad y poder para poner un hasta aquí a los concesionarios que han abusado de la apertura y apoyo institucional recibido, aunque para ello tal vez necesite recurrir a otros funcionarios que de entrada sean más capaces que Pérez Carro que hoy esta convertido en un oneroso adorno para la administración estatal.

Los transportistas quieren establecer un diálogo directo con el gobernador Marco Mena y pusieron como fecha límite el jueves, encuentro que de no concretarse derivará en nuevas protestas que no sólo se concentrarán en la capital del estado, sino que incluirá carreteras y otros municipios a fin de enseñar músculo, situación que de concretarse dejará muy mal parado a la actual administración que evidenciará que no puede enfrentar ni solucionar ningún conflicto.

Pareciera que hoy en día nadie respeta al gobierno del estado, cuando aún le quedan dos años de poder.