Torpe y sin ninguna sensibilidad, Manuel Camacho Higareda, titular de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala (USET), terminó por ceder y entregar la cabeza de la directora de Relaciones Laborales, Claudia Xochihua Rodríguez, a quien le falló su pronóstico tras haber generado el conflicto con el personal administrativo que se mantuvo en paro por más de un mes, en el sentido de que primero sería despedido de la dependencia su bobo jefe antes que ella que gozaba de la protección de un mediocre pero cachondo político tlaxcalteca.

Gwendolynee Amaro Ramírez, dirigente de los trabajadores la delegación D-III-1 de la Sección 31 del SNTE que tiene como adscripción las oficinas centrales de la Secretaría de Educación Pública dejó en claro al inicio de la presente semana que la destitución de “la golosa” Claudia Xochihua era innegociable, por sus excesos, prepotencia y el mal clima laboral que había provocado en la dependencia, sin embargo el aspirante a poeta, experto en negociaciones machas y responsable de la educación en Tlaxcala, Manuel Camacho, tuvo la osadía de defender a la “Dulcinea” del hermano incómodo y reiterar que la funcionaria se mantendría en su cargo.

Sin embargo, Camacho Higareda tuvo que cambiar su postura tras el evento oficial en el cual el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez hizo entrega de los cheques correspondientes al programa de beca “Tu Prepa Termina”, donde el mandatario optó por mostrarse distante y hasta serio con su otrora funcionario consentido.

La frialdad del joven gobernador con su colaborador no pasó desapercibida y quizá por esa razón 24 horas después de ese acto gubernamental se conoció la remoción disfrazada de “licencia médica por tiempo indefinido” que obtuvo Xochihua Rodríguez, quien pese a sus cuestionados encantos ya no pudo mantenerse en la USET de donde obtenía abundante recursos públicos para pagar hoteles y estancias en la Ciudad de México y otros excesos, que según ella, merecía por ser la consentida de quién realmente gobernaba el estado.

Manuel Camacho nunca ha podido ocultar su inexperiencia y su notable falta de sensibilidad política. En el caso de Claudia Xochihua hizo el ridículo y su deteriorada imagen no se compondrá aunque hoy ordene a sus mercenarias plumas que destaquen los errores de la ex directora de Relaciones Laborales y la califiquen de prepotente y carente de una experiencia profesional que la llevó a concretar despidos injustificados y a realizar muchas ineficiencias en la USET, cuando él la defendió y solapó mientras esa funcionaria gozaba de la protección de su enamorado.

El personal administrativo sindicalizado dobló al bobo y arrogante secretario de Educación Pública y logró cumplir su objetivo principal. Así de sencillo.

El conflicto en la USET deja un pésimo antecedente, pues no sólo los trabajadores de la educación de Tlaxcala ya comprobaron que hay un gobernador débil y vulnerable, sino que los funcionarios estatales son torpes e ineficientes que sólo contribuyen a golpear la imagen de una administración estatal que pareciera que entró en un tobogán donde no sólo encontrará conflictos, sino escándalos de corrupción que pronto saldrán a la luz.

A prueba la frágil unidad de la cuarta transformación

El prolongado conflicto del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) amenaza con dinamitar la endeble unidad que desde hace unas semanas existe al interior del grupo dominante de diputados locales conformado por Morena, el PT y el PES, ya que las opiniones se encuentran divididas en torno a la solución que pretenden tomar sobre el caso.

Los diputados Víctor Manuel Báez López de Morena y el perredista Miguel Ángel Covarrubias Cervantes en complicidad con otros de sus compañeros quieren la destitución de la presidenta del IAIP, Marlene Alonso Meneses, para entregar el control del organismo a los cuestionados comisionados Francisco Morones Servín y David Cabrera Canales, quienes a cambio de esa decisión habrían comprometido algunos espacios laborales a esos legisladores.

Sin embargo, hay otros diputados que se oponen a la remoción de Alonso Meneses y proponen que los tres comisionados del mencionado Instituto sean cesados de sus cargos, con la finalidad de llevar a cabo una nueva designación de esos funcionarios y poner fin a ese conflicto que ya daño la imagen y credibilidad del IAIP.

Pronto veremos qué decisión asumen los diputados.