El periodo de audiencias que abrió la Comisión de Finanzas y Fiscalización que aún preside la morenista María del Rayo Netzahuatl Ilhuicatzi resultará una pérdida de tiempo para los presidentes municipales, porque por más excusas y pretextos que ofrezcan sus observaciones millonarias que enfrentan por el ejercicio fiscal del 2018 se mantendrán y deberán enfrentar los procesos resarcitorios que en unas semanas más iniciará el Órgano de Fiscalización Superior (OFS).

La probable reprobación de las cuentas públicas correspondientes al año pasado representará un serio problema para algunos presidentes municipales, pero más para aquellos que por segunda ocasión y de manera consecutiva reporten malos manejos financieros, porque difícilmente se podrán quitar el estigma de ser malos administradores y corruptos.

Entre esos alcaldes con ese tipo de problemas estará Neptalí Gutiérrez Juárez que preside el ayuntamiento de Calpulalpan, quien arrastra la reprobación de la cuenta pública del 2017 por un monto de 14.7 millones de pesos. La del año pasado también se encuentra en riesgo de no ser avalada al acumular un probable daño patrimonial superior a los 10 millones de pesos.

El ejemplo emblemático de lo que no debe hacer un edil es el caso de Tomás Orea Albarrán, quien en el primer año de su ejercicio como presidente municipal de Zacatelco tuvo observaciones por más de 31 millones de pesos, las cuales fueron superadas durante el 2018, pues según los reportes del OFS el monto del probable daño a las finanzas de ese ayuntamiento es superior a los 56 millones de pesos.

En dos años las observaciones del ayuntamiento de Zacatelco suman más de 87 millones de pesos, lo que sin duda desatará una serie de señalamientos contra el alcalde perredista que piensa que su aliado y amigo, el diputado también del sol azteca, Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, lo salvará al momento de ser sometida su cuenta pública por haber aceptado la recomendación de las empresas constructoras que son las mismas que ofrecen sus servicios en el municipio de Texoloc, donde dicen que gobierna Maribel Cervantes Hernández, madre del delicado legislador.

Otro presidente municipal que acumulará dos cuentas públicas reprobadas es el de Zitlaltepec, Alejandro Juárez Cajica, a quien le fue documentado en el ejercicio del 2018 un daño patrimonial de más de 17 millones, el cual se suma a las observaciones del 2017 que fueron por 5.8 millones de pesos y que le valieron el voto negativo de los diputados que no avalaron sus estados financieros.

Un alcalde que entrará en la lista de los ediles con pésimos antecedentes en la administración de los recursos públicos será el de Apetatitlán, Eloy Reyes Juárez, quien una vez que se confirme que enfrentará observaciones por más de 11 millones de pesos empezará a ser cuestionado por los habitantes de ese municipio que no están muy contentos con la administración que encabeza el perredista.

Dicen que Eloy Reyes sólo pudo guardar las formas y la tentación durante el primer año de su gobierno donde tuvo señalamientos por los auditores del OFS por un monto superior a los 1.8 millones de pesos, sin embargo durante el 2018 optó por el desorden financiero y los excesos que hoy en día lo tienen en el patíbulo.

Durante julio los diputados locales llevarán a cabo la aprobación o no de las cuentas públicas de los 104 entes fiscalizables del estado. Al finalizar el proceso se conocerán los montos que se presumen han sido malversados y las empresas constructoras y comercializadoras que han sido beneficiadas no sólo por los ayuntamientos, sino por el gobierno del estado.

Por lo pronto, los diputados locales y alcaldes ya saben quién fue la responsable de filtrar la información de las cuentas públicas del 2018. La culpable de esa indiscreción sería la improductiva legisladora del PT, Irma Garay Loredo, a quien ya nadie le tiene confianza por su desaseado comportamiento.

Irma Garay y Víctor Manuel Báez López, ex presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política del Congreso del Estado son los diputados más apestados en la actual legislatura. Ambos tuvieron el tino de destruir su imagen por sus erráticas decisiones que asumieron en tan solo unos meses.