Hasta ahora el Sistema Estatal Anticorrupción de Tlaxcala es un fiasco y una mayúscula decepción, porque de nada sirve que el gobierno del estado se hayan tardado meses para ponerlo en marcha cuando sus integrantes no tienen voluntad para investigar y castigar las presuntas conductas ilícitas que cometen los servidores públicos en el ejercicio de sus actividades.

Una de las características que ha tenido el Comité de Participación Ciudadana del mencionado sistema es su opacidad, su falta de resultados y su trabajo a cuentagotas que resulta desesperante. En la clandestinidad los integrantes de lo que debería ser considerado como un importante órgano, designaron al responsable de la Secretaría Ejecutiva que recayó en la persona de Julio Caporal Flores, de quien por cierto no se conocen sus antecedentes y si tiene el perfil para desempeñar ese importante cargo.

Se sabe que Caporal Flores fue uno de los aspirantes a integrar el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción y se ubicó entre los cuatro mejor evaluados, sin embargo no hay más referencias de él y su trabajo.

Para nadie es un secreto que el gobierno del estado apostó por perfiles mediocres para llenar los puestos que implicaba la estructura de ese sistema, de ahí que todos los funcionarios están sometidos a las órdenes oficiales y ninguno se saldrá de ese esquema porque simplemente prefieren los buenos salarios y privilegios que gozan al formar parte de la burocracia dorada de Tlaxcala.

Durante una entrevista, el responsable de la Secretaría Ejecutiva, Julio Caporal, reconoció que sólo han recibido dos quejas contra igual número de presidentes municipales que manejan los recursos públicos sin transparencia, sin embargo a éstas no se les pudo dar seguimiento porque los datos proporcionados por los ciudadanos fueron muy escuetos.

Hace unos días el periódico Reforma publicó una nota informativa donde describía que en ningún estado del país funcionaban adecuadamente los sistemas creados para combatir la corrupción, porque los gobernadores y los legisladores han obstaculizado su operación y porque han hecho todo lo posible por tener su control.

Tlaxcala no es la excepción y conforme pasen los meses se comprobará que los funcionarios de esa estructura son un fiasco que difícilmente investigará un caso de corrupción de los múltiples que se comente en la entidad. Habrá que ver actitud asumen cuando se conozcan los dictámenes de las cuentas públicas de los 104 entes fiscalizables y queden documentados presuntos malos manejos financieros de alcaldes y servidores públicos que en conjunto podrían sumar los mil millones de pesos.

Y mientras llega ese momento, ojalá el “Godinez” presidente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción, Abdel Rodríguez Cuapio, termine el formato único de denuncia que se implementará en todas las instituciones del estado, el cual parece harto complicado diseñar porque tienen meses haciéndolo y es la fecha que no pueden definir ese simple documento.

En Tlaxcala hay un Sistema Estatal Anticorrupción debidamente integrado, pero lo que no existe es la mínima voluntad de que éste opere y realice su trabajo, de ahí que la corrupción seguirá siendo la constante en este estado donde es muy común ver como diputados, alcaldes y funcionarios se vuelven millonarios de un día para otro.