Más allá de las múltiples versiones que se publicarán por la inesperada reaparición del ex gobernador Mariano González Zarur, lo que es un hecho es que ésta no es producto de la casualidad porque la presencia del hacendado en el aniversario luctuoso del ex mandatario tlaxcalteca Emilio Sánchez Piedras tuvo la clara intención de enviar un mensaje al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez.

Mariano González pintó su raya con su sucesor desde el pasado 1 de enero del 2017, cuando se percató que Mena Rodríguez empezó a hacer a un lado a los marianistas que fueron una pieza clave para ganar las elecciones del 2016 y que al final no tuvieron un lugar en la estructura gubernamental, por lo que de inmediato comprobó que no habría continuismo como en su momento lo llegó a imaginar.

El ex mandatario asumió el rompimiento y el alejamiento de su grupo de Marco Mena, de ahí que no asistió ni a la presentación del Plan Estatal de Desarrollo, ni al primer y segundo informe que el gobernador de Tlaxcala rindió y en donde sí estuvieron presentes todos los ex gobernadores del estado menos González Zarur.

Los marianistas que fueron incorporados al gabinete de inmediato se quitaron esa casaca para ponerse la del menismo por conveniencia como el gandalla y avorazado Oficial Mayor de Gobierno, Luis Miguel Álvarez Landa, el sobrino Juan Antonio González Necoechea, actual titular del ITC y el camaleónico Jorge Luis Vázquez Rodríguez, responsable de la Secretaría de Desarrollo Económico, quien ante la luz pública se presenta como un lambiscón de su actual jefe, pero que por las noches se asume como consejero y el hombro cómodo para recibir el llanto del junior Marianito González Aguirre.

Durante un año y ocho meses el marianismo tuvo una relativa presencia y poder en la figura de Marianito González, quien en compañía de un limitado séquito se apoderó del Congreso del Estado y de los recursos públicos que ahí llegaban, sin dejar de mover sus piezas para ganar posiciones administrativas en el Tribunal Superior de Justicia del Estado a partir de que el manchimagistrado Héctor Maldonado Bonilla asumió la presidencia del Poder Judicial en febrero del 2018 sin contar con la anuencia del gobernador Mena Rodríguez.

Los excesos de los marianistas y su soberbia por ganar posiciones en la estructura del poder desafiando al actual mandatario se registró desde principios del año pasado y continuaron aun cuando Marianito González dejó de ser diputado local, pues al comprobar que él no fue llamado para incorporarse al gabinete de su “amigo” el gobernador, decidió tomar por asalto el TSJE donde se atrincheraron los marianistas para no sólo tener presencia política, sino recursos para disputar la candidatura del PRI al gobierno del estado en los futuros comicios locales del 2021.

Sin embargo, la ambición de los marianistas llegó al límite y sin recibir ninguna advertencia, los magistrados del TSJE en complicidad con el gobernador decidieron arrebatarles el control del Poder Judicial al remover a Maldonado Bonilla como presidente y destituir de los cargos a los lacayos de González Aguirre que controlaban el dinero público y la estructura administrativa.

Los marianistas fueron expulsados como apestados y quizá esa última acción motivó al ex gobernador Mariano González Zarur mostrarse públicamente en una ceremonia significativa para la clase política de Tlaxcala.

El frío saludo entre Mariano González y Marco Mena fue más que notorio.

A Marco Mena no le gustó nada la presencia de su antecesor, al grado que ni su nombre apareció en el comunicado oficial que se envió para difundir ese acto y el discurso del mandatario.

Mariano González se dejó ver y saludar.

Dejó en claro que no está muerto y que su grupo pese a los embates del menismo buscará tener presencia en los comicios del 2021.

El marianismo no está manco y es obvio que tiene los expedientes negros de la actual administración.

Si habrá guerra entre marianistas y menistas no lo sé, pero tenga la seguridad que tarde o temprano saldrán a la luz uno que otro escándalo de corrupción.