A casi nueve meses de las pasadas elecciones donde Morena y sus aliados lograron triunfos y posiciones importantes, sus adversarios políticos parecen incapaces de salir de su letargo y salvo el PAN que ya concluyó su proceso de renovación de dirigentes locales, los demás lucen pasmados sin ninguna intención de cambiar y resignados a mantenerse en los últimos lugares de las preferencias electorales.

 

El PAN pareciera ser el único partido que está dispuesto asumir su papel opositor en Tlaxcala y ya sin la arrogancia de los adrianistas y la torpeza del grupo del ex dirigente estatal de ese partido, Carlos Carreón Mejía, los panistas tlaxcaltecas se dedicarán a fortalecer instituto político bajo el mando de José Gilberto Temoltzin Martínez cuya meta principal es recuperar la presencia y espacios de poder que se perdieron por malas decisiones.

En casi nueve meses el nuevo grupo dominante del PAN se dedicó a sumar y no a dividir a la militancia. Logró que las cabezas de las corrientes hegemónicas al interior del partido fueran excluidas para evitar que siguieran polarizando a los panistas que estaban más preocupados y enfocados a las grillas internas que en buscar el acercamiento con los ciudadanos y ciudadanas del estado.

El reinado que por más de ocho años ejerció la actual diputada federal Adriana Dávila Fernández al interior del PAN en Tlaxcala ayer llegó a su fin. No sólo dejó de tener el control de la dirigencia estatal, sino que también desapareció cualquier influencia suya en la Comisión Permanente que se encarga de avalar las alianzas electorales y las estrategias que se llevarán a cabo con miras a los futuros comicios.

Si la eterna aspirante a la gubernatura de Tlaxcala pretende aspirar a otro cargo de elección popular, desde ahora deberá ponerse a trabajar porque sus posibilidades de obtener otra candidatura por la vía plurinominal son remotas y escasas, debido a que los militantes del PAN están hartos que esa “líder” haya acaparado esos cargos para su beneficio y el de su grupo.

La actual senadora y ex perredista Minerva Hernández Ramos figura como la panista con más posibilidades de convertirse en la candidata a la gubernatura de Tlaxcala para las elecciones del 2021, pero no tanto porque goce de posicionamiento o sea considerada una política seria con la fuerza necesaria para ganar los comicios, sino porque hasta ahora no tiene una competencia interna que trate de disputarle esa nominación.

La renovación de los comités municipales del PAN en la entidad comenzará en los próximos días, proceso que permitirá identificar los liderazgos y posibles candidatos de ese partido rumbo a los próximos comicios.

La postura de José Gilberto Temoltzin sobre las candidaturas a los diferentes cargos de elección popular es muy clara y será abanderado aquel que tenga posibilidades de ganar sea del grupo que sea, por lo que está descartado el agandalle que prevaleció en los tiempos de Adriana Dávila.

Un panista que ya entendió su realidad y que permanecerá oculto para evitarse problemas por su deteriorada imagen es Adolfo Escobar Jardínez, ex alcalde capitalino, quien ahora trata de impulsar la carrera política de su esposa Elvira Salado Meza que ayer fue designada como miembro de la Comisión Permanente del PAN en Tlaxcala.

La intención del grupo de Adolfo Escobar es lograr que su esposa sea candidata a diputada local por la vía plurinominal, de ahí que haya roto su alianza con el grupo de la diputada federal Adriana Dávila que en su momento le permitió convertir a un incondicional suyo en legislador y a otros miembros de su equipo en regidores en diferentes ayuntamientos del estado.

El PAN da señales de estar vivo, lo cual no se ve en el PRI ni en el PRD, partidos que parece que están resignados a desaparecer.