Disciplinada al extremo, la alcaldesa capitalina Anabell Ávalos Zempoalteca, se metió de lleno a la sucesión gubernamental en Tlaxcala y dejó en claro que buscará por segunda ocasión la candidatura del PRI para las elecciones del 2021, pese a que el escenario para su partido es de lo más complicado tras la terrible derrota que sufrió en el 2018.

Si bien la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del gobierno de Andrés Manuel López Obrador retrasó por unas semanas la aprobación del crédito que había solicitado el ayuntamiento capitalino para adquirir patrullas y camiones recolectores de basura, lo cierto es que tal decisión terminó por beneficiar a la administración municipal de la priista Anabell Ávalos que casi al llegar a la mitad de su periodo para el que fue electa emprende acciones visibles para mejorar la seguridad y los servicios públicos de la ciudad.

La priista se arriesgó y decidió entrar a una zona pantanosa que si la logra cruzar con resultados positivos seguramente le implicarán los apoyos ciudadanos que se requieren para disputar la candidatura del PRI al gobierno del estado.

Su gobierno está obligado a entregar resultados en materia de seguridad, porque ahora ya no tendrá pretextos para evadir su responsabilidad en esa tarea. Hoy tiene 122 elementos, nuevas patrullas automotoras, recursos federales, alarmas vecinales y 400 grupos de colonos de WhatsApp que se deben traducir en detecciones y en acciones concretas para prevenir delitos, especialmente el robo de automóviles, de autopartes, de comercios y de casas habitación que son la constante en la capital.

Ávalos Zempoalteca decidió arriesgarse y emprender un camino que no se visualiza fácil. La ex diputada local y ex secretaria de Gobierno optó por dejar atrás la comodidad que implica ser un funcionario fifí con eventos controlados y acciones superficiales para enfrentar un verdadero problema como es el de la seguridad pública, que si le acierta demostrará que tiene los tamaños para seguir su carrera política y que puede gobernar al estado.

Ayer Anabell Ávalos hizo la entrega oficial de las nuevas patrullas, de los relucientes camiones compactadores de basura y de las alarmas vecinales, acto en el que se esperaba la presencia del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, quien decidió no acudir a ese acto para evitar una posible protesta o reclamo de policías y ciudadanos que están molestos con su administración por la falta de apoyo a los uniformados y por la creciente inseguridad que reporta la entidad.

Si alguien le dice o le cuenta que el mandatario le hizo el feo a la presidenta municipal de Tlaxcala al no estar presente en su evento, no le crea porque Mena Rodríguez sabe que Ávalos Zempoalteca es una priista con posibilidades reales de competir por la gubernatura al contar con un aceptable nivel de posicionamiento que muchos quisieran tener.

En la sucesión del 2016, Anabell Ávalos se quedó a un paso de la candidatura del PRI al gobierno de Tlaxcala. El rancio gobernador Mariano González Zarur se interpuso en su camino y fue el que inclinó la balanza para que Marco Antonio Mena se quedara con esa nominación, lo cual se llevó a cabo sin complicaciones porque la hoy alcaldesa capitalina se disciplinó y dejó que se cumpliera el capricho del hacendado.

Hoy en día la alcaldesa encabeza la lista de priistas que se mencionan para convertirse en el próximo candidato de ese partido a la gubernatura, donde seguramente pronto aparecerá el rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala, Enrique Padilla Sánchez, a quien se le ve trabajando y al mismo tiempo manteniendo un activismo político a ras del suelo, donde se debe tejer fino para conseguir una real penetración entre los ciudadanos.

El candidato oficial del menismo y del actual grupo en el poder Manuel Camacho Higareda sigue en lo suyo, es decir, simular que trabaja sin voltear a ver no sólo a los priistas tlaxcaltecas, sino a los ciudadanos que lo perciben como un mediocre académico que tan luego sintió el poder se transformó en un engreído y soberbio secretario de Educación al que sólo le preocupa su imagen.

La sucesión en el PRI ya arrancó y nada la detendrá. La lista de aspirantes seguramente crecerá, pero lo que es un hecho es que Anabell Ávalos seguramente llegará a la final, tal y como paso en el 2016.