Ocurre que había otros prospectos con méritos para hacer un papel digno como abanderados del PRI, pero, qué raro que Lorena se haya empeñado en candidatear a un desconocido.


Creo que a Mariano González Zarur, le asiste la razón cuando duda de los alcances del candidato priísta a la alcaldía de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, un joven sobrado que elucubra con poderes vastos de convocatoria, pero al cual pocos conocen pues no corresponde precisamente a la camada del cambio generacional, sino a la extraña clase de la generación espontánea.

Siendo una imposición de la brillante alcaldesa con licencia permanente e, inminente diputada local –como premio a su dimisión como aspirante al gobierno, pues no dio el ancho – ha surgido la duda, de la licitud política (por llamarlo de alguna forma) de su candidatura.

Y siendo, también, parte del plan orticista el conservar a la Capital en sus activos (es que la posee desde que Victor Hugo Cahuantzi la ganó por el PRI, y ahora lo hará por el PAN) no es descabellado imaginar una conferencia entre el todavía mandamás de Tlaxcala y la graciosa dama que cobró notoriedad ataviada como la chilindrina, para pactar el abordaje albiazul a las oficinas localizadas en el portal grande de Tlaxcala.

Se me hace como sobrado el cúmulo de elogiosos conceptos con los cuales Lorena se refiere a quien se desempeñó como juez del Registro Civil, siendo que había otros prospectos, a lo mejor con más merecimiento, aunque con la desventaja de tener más arriba el magnetismo que mister peterperez (o sea, cualquiera).

Qué chistoso ¿no?, el gracioso orticista Winnie the Poo, también conocido como Víctor Hugo Cahuantzi González, se prepara para volver a despachar en el salón Juárez del Ayuntamiento, nada más que ahora con el respaldo del PAN, al que en las elecciones antepasadas doblegó gracias a su consistencia electoral, descrita por el propio Ortiz como característica de un muchacho confiable (sí para su proyecto).

Oiga usted, estaríamos ni más ni menos que ante una concertacesión de petatiux, por medio de la cual se negoció con meses de antelación lo que el mes entrante puede ser el truene más escandaloso y doloroso del tricolor, al perder lo único que le faltaba, o sea la capital de Tlaxcala.

Los candidatos pueden ser útiles, si se lo proponen

Entre los múltiples reclamos que los tlaxcaltecas hacen a los candidatos a gobernador, parece un juego de palabras aquello de: “vienen, buscan el voto y al llegar al puesto se olvidan de nosotros”. Claro, para dichos señalamientos, hay quien esgrime cambios reales en su comportamiento (como si nos importara su conducta anterior) o que de plano venden la ilusión de hacernos una parada, por lo menos temporal, en la ruta de los pesos que puedan manejarse desde Los Pinos.

Sin hacer menos el intenso trabajo de cada uno de los cuatro aspirantes, una, la candidata del Partido Socialista, Rosalía Peredo Aguilar, redescubrió el gravísimo problema que representa la insuficiencia renal, en una cantidad tan alta que, nos coloca como la entidad con más casos de esta enfermedad a nivel nacional.

Familias enteras estallaron en llanto ante Rosalía y le narraron como sus seres queridos han ido desapareciendo, o se encuentran tan delicados que su destino no es otro sino la muerte.

Hay la sospecha de que el uso de químicos producidos en Tlaxcala en plantas como Dow, serían responsables de daños irreversibles en la salud de quienes los aplican. Vale decir que en países como los Estados Unidos, sencillamente está prohibido el uso de estos químicos, pero aquí, como en países de centro y Sudamérica, la impunidad de firmas como la mencionada, que en Tlaxcala forma parte del inventario del Grupo Carso (Carlos Slim), está empeñada en demostrar cómo un hombre puede convertirse, a costa de la salud de la gente, en el poseedor de la fortuna más grande del mundo.

La lucha contra lo que ocasiona la insuficiencia renal, debiera unificar criterios no sólo de los candidatos al gobierno de Tlaxcala, sino de las propias autoridades, más preocupadas, por cierto, en acomodarse en sus nuevas y pésimas oficinas que en aplicarse a fondo en la solución de dicho padecimiento.

Esta es evidencia cómo un político puede ser útil a la gente cuando se propone a tender una mano solidaria, sobre todo a los menos favorecidos. Comprueba también que no es necesario el escándalo, la violencia y la vulgaridad, a los que recurren sus homólogos para hacerse notar y, mucho menos las engañosas encuestas, hoy más que devaluadas debido al surgimiento de vivales, dispuestos a endulzar el oído del cliente con números alegres, para que este a su vez sature a los medios de comunicación con informaciones incongruentes.