El segundo mes de este año está por concluir con datos desagradables en materia de seguridad, pues los homicidios dolosos no sólo reportarán un incremento, sino los robos de automóviles y de camiones de transporte de carga, lo que demuestra que las estrategias de las autoridades para combatir el crimen en Tlaxcala son una farsa, tan es así que las bandas se dan el lujo de abandonar cuerpos de presuntos ejecutados con tal impunidad que asusta la libertad que gozan para operar.

Trascendió que si bien en enero se tuvo un registro de robo de siete unidades automotoras por día, en febrero ese número aumentará de manera significativa. Tan solo el pasado lunes en el municipio de Calpulalpan el agente del Ministerio Público ya tenía registradas siete denuncias de transportistas que habían sido despojados de sus unidades de carga y para el día siguiente antes de las 11 de la mañana ya se habían recibido otras 3 querellas de ese tipo.

Como se podrá dar cuenta, la operación de bandas criminales dedicadas al robo de camiones de carga es la constante en Tlaxcala, al grado que los transportistas ya no quieren circular por las carreteras de la entidad porque tienen la certeza de que sus unidades y la mercancía irá a parar a bodegas que controlan los hampones que han encontrado en el estado una mina de oro porque no hay fuerza policiaca que sea capaz de detenerlos.

Y si el procurador de Justicia del estado, José Antonio Aquiahuatl Sánchez y el comisionado estatal de Seguridad, Eduardo Valiente Hernández, no pueden contener a esas bandas, usted cree que tengan no sólo la voluntad sino la inteligencia para evitar que algunos asesinos anden circulando por las carreteras de Tlaxcala, mismas que utilizan para abandonar cuerpos con aparentes signos de haber sido ejecutados.

Ayer aparecieron otros dos presuntos ejecutados a un costado de la carretera de cuota Puebla Tlaxcala a la altura de Zacatelco. Como suele suceder, la PGJE dio a conocer que el caso sería investigado con el propósito de dar con los responsables, lo cual sabemos que no pasará porque la lista de homicidios dolosos que siguen impunes en Tlaxcala es larga.

Trascendió que el paro en las escuelas normalistas de la entidad se mantendrá hasta que los maestros y estudiantes obtengan una respuesta favorable a su demanda por parte del secretario de Educación, Manuel Camacho Higareda, quien ayer tuvo un martes negro porque fue exhibido por todos lados y con diferentes asuntos que lo involucran en conflictos educativos y en presuntos actos de corrupción.

El funcionario consentido de la actual administración no le gustó la crítica ni ser expuesto como un pésimo funcionario, pues sabe que esas circunstancias pueden afectar sus aspiraciones políticas rumbo al 2021.

Si la diputada local del PRD Laura Yamili Flores Lozano piensa que su solicitud para lograr la comparecencia de los titulares de las secretarías de Planeación y Finanzas y de Educación Pública, Alejandra Nande Islas y Manuel Camacho Higareda, respectivamente, prosperará está más que equivocada.

La legisladora pretende que ambos funcionarios aclaren las dudas que existen sobre el gasto que en el 2017 realizó la actual administración estatal por más de 52 millones de pesos para comprar 253 mil chamarras que fueron repartidas entre estudiantes tlaxcaltecas.

Trascendió que en Tlaxcala será la diputada federal panista, Adriana Dávila Fernández, la que encabece la lucha para defender la operación de las estancias infantiles que ya no recibirán recursos del gobierno federal como venía sucediendo.

Se dice que al inicio de esta semana, la ex candidata del PAN al gobierno del estado de Tlaxcala sostuvo un encuentro con las propietarias de esas estancias, a quienes les ofreció asesoría legal para interponer los amparos que permitan frenar la decisión que tomó la administración del presidente de México Andrés Manuel López Obrador.

La encargada de hacer la convocatoria fue la hermana de la diputada federal, quien durante el gobierno del presidente panista Felipe Calderón Hinojosa se encargó de ese programa en la delegación de la Sedesol en Tlaxcala.