Algo urgente deberán hacer los diputados locales que forman parte de la Cuarta Transformación porque su nivel de aprobación y popularidad está por los suelos, lo que demuestra que los tlaxcaltecas si disocian la labor del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador con el trabajo que llevan a cabo los legisladores de Tlaxcala.

En mandatario del país conserva un elevado nivel de aceptación ciudadana que llega al 82 por ciento, cifra que contrasta con el aval que logran los legisladores locales que apenas si obtienen una aprobación del 27 por ciento, muy similar a la del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez.

De acuerdo con los resultados de un estudio de opinión levantado en Tlaxcala a finales de enero para medir el desempeño del presidente, el gobernador, los diputados locales y los alcaldes, así como de los funcionarios federales, los únicos que lograron una calificación aprobatoria fue López Obrador y la vapuleada delegada de programas de desarrollo del gobierno federal, Lorena Cuéllar Cisneros.

La diputada federal con licencia y ex candidata al gobierno del estado no sólo goza del respaldo ciudadano en su labor como funcionaria al alcanzar una aprobación de casi el 70 por ciento, sino que su nivel de conocimiento se ha incrementado porque más de 8 de cada 10 ciudadanos la ubica o ha oído hablar de ella.

En contraste, los diputados locales no supieron vincularse ni aprovechar la popularidad del presidente de México para avalar su trabajo. Los ciudadanos perciben que los legisladores realizan una pésima labor y que incumplieron sus promesas de reducirse el salario y hacer efectiva la austeridad que prometieron en sus campañas.

El nivel de conocimiento de todos los diputados que forman parte de la actual legislatura es bajísimo y ninguno ha logrado trascender, pese a que están por cumplir seis meses en sus cargos.

Lo más grave es que los ciudadanos hicieron evidente su rechazo a los diputados locales, pues al ser interrogados sobre si avalan o no la continuidad en el cargo de los legisladores, la respuesta de las personas que participaron en la encuesta fue contundente con un no que acumuló un 91 por ciento.

El desempeño promedio de los presidentes municipales es reprobatorio y los ciudadanos consideran que hasta ahora han hecho pocos esfuerzos para resolver problemas como la inseguridad y el mejoramiento de los servicios públicos.

A nivel estatal, el gobernador y sus funcionarios salen mal evaluados, pues los ciudadanos perciben que la actual administración está alejada y ausente para atender la problemática que se vive en Tlaxcala.

Los funcionarios encargados de la seguridad son los peor calificados y el asunto de la corrupción empieza a ganar terreno en el imaginario colectivo.

El desgaste de los presidentes municipales y del gobierno del estado es notorio. Quizá deberían considerar la posibilidad emprender algunos cambios que les permita cerrar sus administraciones sin acumular un marcado repudio por parte de sus gobernados.