Antes de que finalice la actual semana se podrá conocer si las diferencias entre legisladores y el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez son superadas o si éstas prevalecen, porque se sabrá si la ley de austeridad, las reformas al código financiero y los recortes al presupuesto se mantienen o si los diputados de Morena, el PT y el PES reculan y optan por atender las observaciones que recibieron del Ejecutivo estatal.

En los últimos días ha prevalecido la soberbia y el distanciamiento entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, ya que nadie ha mostrado disposición para sostener un encuentro que busque solucionar la parálisis financiera que prevalece en Tlaxcala, debido a que ninguna dependencia, organismo públicos descentralizado o ayuntamiento puede gastar algún recurso público porque sencillamente no está autorizado.

Seguramente la nómina de la primera quincena de este mes será pagada puntualmente a fin de evitar el malestar de la burocracia estatal y municipal, sin embargo no se descarta que existan algunos problemas en algunos ayuntamientos y organismos públicos descentralizados que quizá esperaban la dispersión de recursos por parte de la Secretaría de Planeación y Finanzas para cumplir con esos compromisos.

Un asunto tan delicado como el presupuesto de egresos que se encuentra en el limbo no ha recibido la atención adecuada por parte de los funcionarios de la Secretaría de Planeación y Finanzas encabezados por Alejandra Nande Islas y de los diputados locales que dice coordinar el morenista priista Víctor Manuel Báez López, quien sin importarle nada decidió vacacionar y visitar a su hija en Italia.

Las observaciones del Poder Ejecutivo a la ley de austeridad, código financiero y el presupuesto de egresos fueron entregadas al Congreso del Estado en tiempo y forma, pero para la mala fortuna del mandatario Mena su enlace con los diputados, Arnulfo Arévalo Lara, no pudo avanzar en la negociación y en el análisis debido a su limitada capacidad y liderazgo, pues apenas si es atendido por los legisladores del PAN, PRI, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano y el Verde Ecologista.

Ese bloque conocido como la chiquillada suele ser apoyado por los dos legisladores del PRD cuando les resulta conveniente el tema para sus intereses personales.

El juego de las vencidas que se encuentra en su primer episodio tendrá un final que seguramente será polémico y no dejará a nadie contento, porque si los diputados mantienen la unidad y sus dictámenes lo más seguro es que enfrenten el veto del gobernador Marco Mena, pero si aceptan las observaciones y reculan en los cambios legales y recortes financieros serán calificados de entreguistas, improvisados, vendidos y como una vergüenza para la Cuarta Transformación que impulsa el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

La ausencia de la negociación y la operación política han sido más que evidentes y por esa razón Tlaxcala enfrenta una parálisis que resulta inaceptable.

La soberbia y la estupidez, una mala combinación

Una funcionaria federal que dice despachar en Tlaxcala y que no da una es Alejandra Frausto Guerrero, quien como responsable de la Secretaría de Cultura no puede atender los requerimientos de información de los reporteros especializados en esa fuente.

Uno de sus tantos errores fue incorporar como vocero al delicado tlaxcalteca Antonio Martínez Velázquez (“Marvel” para los cuates), quien lleva a cabo un pésimo trabajo en esa responsabilidad porque no responde llamadas, ni mensajes, ni correos con diversos requerimientos de información de los medios de comunicación.

Lo anterior se dio a conocer en una publicación del periódico El Universal que asegura que ninguno de los medios nacionales con área especializada de cultura le parece adecuada la comunicación en esa dependencia que recayó en un bisoño funcionario que por sus venas corre sangre priista de muy malos antecedentes, pues sólo bastaría con ir a Oaxaca y preguntar por los malos manejos de su papá Guillermo Martínez Gómez cuando se desempeñó como titular de Caminos y Aeropistas de Oaxaca para entender su comportamiento.

Sintiéndose el “hombre” poderoso de la Secretaría de Cultura, Antonio Martínez habría anunciado el pasado viernes en una reunión con diferentes periodistas nacionales que llegaría a su fin la colección de Periodismo Cultural, porque según él no tenía sentido que se editen libros de Humberto Musacchio, Humberto Batis, Ignacio Solares, Paco Ignacio Taibo I, Jorge Ayala Blanco, Arturo Brennan y otros más.

En lugar de esa colección, Antonio Martínez dijo que en Tlaxcala se crearía “un laboratorio” de periodismo cultural para ayudar a la profesionalización de la actividad.

La soberbia a veces lleva a la estupidez, que mal.