El presunto accidente aéreo en donde perdieron la vida la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso Hidalgo, y su esposo el senador Rafael Moreno Valle Rosas, sin duda tendrá implicaciones entre algunos tlaxcaltecas que mantenían una relación comercial y política, pues seguramente la empresa que rentó la nave será investigada con lupa y los panistas que recibían el apoyo del legislador quedarán huérfanos.

Rafael Torre Mendoza y José Antonio Torre Mendoza son los dos tlaxcaltecas accionistas de Servicios Aéreos del Altiplano SA de CV (Saasa), empresa que es dueña del helicóptero en el que perdieron la vida la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y el senador Rafael Moreno Valle Rosas.

Desde el día en que se registró el accidente, la empresa está sujeta por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador a una exhaustiva investigación no sólo legal, sino técnica para verificar si el mantenimiento que tuvo la aeronave era el correcto y el adecuado, con el propósito de descartar su responsabilidad en la tragedia que enlutó a los poblanos.

Ahora los empresarios tlaxcaltecas amigos del ex gobernador Mariano González Zarur son cuestionados por su cercanía y relación con ciertos gobiernos, como el de Puebla y Tlaxcala donde a través de una comercializadora realizaron negocios millonarios con la venta de tabletas electrónicas que fueron repartidas a alumnos de ambos estados.

Los dueños de la empresa Saasa no han fijado ninguna postura respecto al desplome del helicóptero Augusta de su propiedad, de ahí que seguramente será hasta el final de las investigaciones cuando se conozca si Rafael Torre Mendoza y José Antonio Torre Mendoza tuvieron o no alguna responsabilidad.

Por lo que respecta a los panistas tlaxcaltecas que quedaron en la orfandad tras la muerte del ex gobernador de Puebla y senador Rafael Moreno Valle, se encuentra el grupo que apenas el 16 de diciembre se hizo del control del Comité Directivo Estatal del PAN a través del ex diputado local José Gilberto Temoltzin Martínez.

Si bien esos panistas lograron el control del partido en Tlaxcala, lo cierto es que su enlace y protector a nivel nacional era Rafael Moreno Valle. Ante su ausencia lo más seguro es que esos panistas pierdan fuerza y presencia y enfrenten los embates de los grupos encabezados por la diputada federal Adriana Dávila Fernández y el que preside el debilitado ex alcalde capitalino Adolfo Escobar Jardinez.

Adriana Dávila moverá sus influencias y relaciones para desacreditar a José Gilberto Temoltzin, quien es señalado como un panista que sirve a los intereses del partido Morena que llevó al poder al presidente de México Andrés Manuel López Obrador.

La senadora plurinominal Minerva Hernández Ramos tratará de buscar otro aliado en el Senado para garantizar cierta presencia política que le permita sobrevivir los próximos años. Su necesidad de tener protección de otro panista con influencia será tan grande que no dudará en desconocer al grupo de José Gilberto Temoltzin y del senador Rafael Moreno Valle, porque está en su naturaleza ser traidora y convenenciera.

La muerte del ex gobernador de Puebla es un duro golpe para los panistas de Tlaxcala que perdieron a su principal benefactor.