Tlaxcala vive uno de los episodios más violentos de los últimos años por la abierta disputa que sostienen bandas criminales que se pelean a muerte por el territorio a fin de controlar el lucrativo negocio del narcomenudeo y la distribución de drogas, así como la extorsión y la venta de combustible robado de los ductos de Pemex.

Si al procurador de Justicia en el Estado, José Antonio Aquiahuatl Sánchez, se le hace misión imposible detener y presentar ante la ley a los probables responsables de las personas que alentaron y participaron en los dos linchamientos registrados en Tlaxcala, imagínese si tiene la capacidad para investigar y meter a la cárcel a los jefes criminales que en los últimos días han desatado la violencia y ordenado una serie de ejecuciones.

En los linchamientos que se han perpetrado en San Pablo del Monte y en Hueyotlipan existen múltiples videos y fotografías que permitirían identificar plenamente no sólo a las personas que alentaron a esa acción, sino a los pobladores que participaron en la golpiza que recibieron los presuntos ladrones, que después de ser rescatados tardíamente por las autoridades estatales, perdieron la vida por las lesiones internas que sufrieron.

Sin embargo, ese material no ha servido para proceder contra los habitantes de esos municipios que optaron por hacerse justicia por su propia mano, de ahí que esos dos homicidios quedarán impunes como la mayoría de los delitos que se cometen en Tlaxcala, donde el procurador sólo sirve para organizar “fiestones” y para andar en eventos oficiales para presumir a sus ex amigos y subordinados que él es “El Jefe” y el nuevo “Huicho Domínguez” tlaxcalteca.

Aquiahuatl Sánchez podrá negar mil veces que en Tlaxcala no existe una guerra entre bandas dedicadas al narcomenudeo, pero los hechos y las evidencias de los últimos días confirman todo lo contrario.
Para nadie es desconocido que la violencia y ejecuciones registradas en Ixtacuixtla están relacionadas por la disputa que existe en esa zona por la venta ilegal de combustible robado y por la distribución y comercialización de drogas.

El pasado 26 de noviembre se confirmó la ejecución de Jaime Guzmán García en la región de San Matías Tlalancaleca, población del vecino estado de Puebla, quien recibió dos disparos en la cabeza.

«El Jimmy» como era conocido ese presunto jefe criminal se le vinculaba con redes de distribución de droga en Zacatelco, San Pablo del Monte, Nativitas, Ixtacuixtla, Nanacamilpa, Huamantla, Apizaco y Santa Ana Chiautempan, así como en las poblaciones poblanas de San Martín Texmelucan, San Matías Tlalancaleca y San Rafael Tlanalapan.

El 4 de julio del 2009 en Zapopan, Jalisco, la Policía Federal reportó la detención de ocho hombres y una mujer ligados a las operaciones para importar droga de Asia y Colombia para el Cártel de Sinaloa. Entre los asegurados se encontraba Jaime Guzmán.

Después de esta detención, “El Jimmy” salió en libertad tras un proceso penal de aproximadamente un año y medio para instalarse en la zona de Tlaxcala y Puebla, misma que ya conocía por haber vivido una temporada en Nanacamilpa.

La violencia en la región de Ixtacuixtla tiene que ver con el control que se están disputando dos bandas criminales, una de las cuales era representada por «El Jimmy». Los enfrentamientos armados en esa región son constantes, al grado que las escuelas han tenido que suspender clases para evitar que los alumnos resulten heridos.

Lo malo es que hasta ahora no se ve ninguna intención del procurador José Antonio Aquiahuatl de intervenir para evitar que esos hechos se sigan repitiendo.

Pero no crea que sólo en esa zona del estado existen problemas entre organizaciones criminales, pues ayer otro presunto jefe de plaza fue ejecutado en la comunidad de San Lorenzo Tlacualoyan, en el municipio de Yauhquemehcan.

“El Gavilán” recibió cinco impactos de bala de varios desconocidos. Se dice que él encabezaba un grupo delictivo en la región de Apizaco, Yauhquemehcan y Tetla de la Solidaridad, haciendo valer su fuerza en la colonia Nuevo México y en el fraccionamiento Girasoles.

De acuerdo con la versión de jefes policiacos municipales y agentes investigadores de la PGJE, “El Gavilán”, quien acababa de salir de la cárcel, controlaba la venta y la distribución de drogas, así como también estaría relacionado con la extorsión y algunos secuestros exprés. Su ficha criminal no sólo es conocida por el gobierno del estado, sino también por el gobierno federal que lo tenía plenamente identificado.

Trascendió que esa plaza la estaba peleando un nuevo grupo criminal que estarían siendo comandado por “El Michoacano” que en los últimos meses logró expandir su territorio e influencia.

Según las autoridades seguimos siendo uno de los estados más seguros del país, pero a pesar de eso nadie podrá negar que el crimen organizado llegó para quedarse y que hoy las bandas de narcos se están pelando el territorio tlaxcalteca ante un procurador incapaz e inepto.