Si en casi dos años de la actual administración Tlaxcala ha tenido cuatro secretarios de Gobierno, tres procuradores y dos comisionados de Seguridad Pública, entonces valdría la pena revisar si el desempeño de los últimos dos funcionarios estatales encargados de áreas sensibles del gobierno es el óptimo o es necesario un cambio que ayude a contener la creciente delincuencia.

Tlaxcala no ha escapado del fenómeno nacional del aumento de la incidencia delictiva registrado en los últimos meses, sin embargo aunque sigue siendo uno de los estados más seguros del país la realidad es que los maleantes cada vez recurren a más violencia para llevar a cabo sus ilícitos, lo cual ha crispado los ánimos de los tlaxcaltecas que han recurrido a los linchamientos para hacerse justicia.

De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el estado ya se ubica entre las 10 primeras entidades que registra el mayor número de robos con violencia por porcentaje de incidencia.

Es decir, en Tlaxcala se cometen 134.20 robos con violencia por cada 100 mil habitantes, ubicándose por detrás de estados como Tabasco que tiene 366.62, la Ciudad de México con 342.70, el Estado de México con 338.82, así como Puebla con 244.61 casos.

Las redes sociales reflejan claramente el problema de la inseguridad y violencia que se padece en Tlaxcala, pues cada día se difunden denuncias sobre atracos cometidos con armas de fuego para despojar a ciudadanos de sus vehículos o de dinero retirado de instituciones bancarias.

La estrategia de seguridad que estableció Hervé Hurtado Ruiz, el primer comisionado de la Policía Estatal nunca se observó ni se percibió en Tlaxcala, al contrario los índices de hechos delictivos empezaron a moverse hacia arriba y el clima de malestar ciudadano se hizo presente.

El pasado 11 de septiembre Eduardo Valiente Hernández asumió el cargo de Comisionado Estatal de Seguridad. Su llegada generó expectativas porque se pensó que con él cambiarían las cosas, sin embargo a casi tres meses al frente de la corporación ni hay mejoría ni una estrategia diferente en materia de seguridad.

Simplemente los datos y los números confirman que la inseguridad avanza y que las acciones para tratar de contenerla han fracasado por más que se diga lo contrario.

Se habla que después del segundo informe de gobierno que este día se llevará a cabo en el Centro de Convenciones de Tlaxcala, el mandatario Marco Antonio Mena Rodríguez podría anunciar nuevos cambios de funcionarios con miras a consolidar las acciones y el rumbo de su administración, la cual que en unos meses más habrá llegado a la mitad del periodo para el cual fue electa.

Hasta ahora los probables ajustes y cambios son meras especulaciones, pero por el desempeño y limitados logros alcanzados por algunos funcionarios no sería extraño ver que se registre una mudanza de servidores públicos.

Un funcionario que está muy nervioso porque conforme pasa el tiempo se comprueba que es muy hocicón es el procurador de Justicia José Antonio Aquiáhuatl Sánchez, quien anda más preocupado en investigar y dar con las personas que filtran sus excesos y errores que en dedicarse a perseguir y detener a los delincuentes.

No pierde oportunidad para enviar a través de diferentes personas mensajes amenazantes a este reportero, porque según él se le ha maltratado con los señalamientos aquí escritos.

Cuando uno se topa con un procurador así es fácil entender porque la delincuencia florece y crece en Tlaxcala.