Un mal mensaje para el priismo y el marianismo dejó la presencia desaliñada del ex gobernador Mariano González Zarur en el concierto que el tlaxcalteca Carlos Rivera ofreció el 1 de noviembre en el palenque de la feria, pues se le vio sólo y medio arropado por los empresarios de la familia Torre que fue consentida con buenos negocios durante su gestión.

A casi dos años de haber dejado el poder, el marianismo vive un franco proceso de extinción que de continuar difícilmente podrá disputar a finales del 2020 y principios del 2021 la candidatura del PRI al gobierno de Tlaxcala.

Ese grupo que disfrutó el poder y el dinero durante el pasado sexenio está desperdigado y resentido con su líder, quien no fue capaz de negociar posiciones en la actual administración para garantizar su permanencia política.

Mariano González llegó sólo al recinto ferial y antes del concierto de Carlos Rivera espero unos minutos a sus millonarios anfitriones para ingresar al palenque. Su presencia no pasó desapercibida, pero tampoco generó emoción o el desbordamiento de saludos para el ex gobernador que sintió la frialdad de los tlaxcaltecas.

Una vez ubicado en su asiento, el ex gobernador que lucía desaliñado con una barba blanca mal aseada y cortada mantuvo un gesto adusto que sólo cambiaba con una leve sonrisa cuando el coach de La Voz México se para de frente hacia él, en espera de un saludo o un reconocimiento que nunca salió de los labios de Carlos Rivera.

El concierto con mal sonido fue aceptable y nunca terminó por encender a los cientos de tlaxcaltecas que abarrotaron el escenario. Las mujeres fueron las más felices de la noche al gritar y festejar cualquier movimiento de Carlos Rivera que se dejó consentir por sus paisanos.

El cantante quizá optó por guardar las formas y mostrar respeto al actual mandatario de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, quien ha acudido a los conciertos que el tlaxcalteca ha ofrecido en la Ciudad de México y por eso optó por no mencionar la presencia de Mariano González, quien se quedó con las ganas de recibir un reconocimiento y de paso medir su nivel de aceptación entre el público.

Los marianistas dejaron sólo a su líder. No acudieron a su reaparición pública para arroparlo y para dar señales de que aún siguen con él. El hacendado ex gobernador se había mantenido alejado de los reflectores desde que dejó el poder a finales de diciembre del 2016 y sólo tuvo unas apariciones privadas en los pasados comicios para apoyar la campaña de su hijo Marianito González Aguirre a la diputación federal, elección que perdió rotundamente.

Su presencia en el palenque de la feria quizá no tuvo los efectos esperados porque es obvio que el ex gobernador mostró debilidad y que su grupo lo ha abandonado. El PRI debería preocuparse porque difícilmente podrá recuperar su nivel competitivo si los marianistas se mantienen alejados del partido y de la estructura del gobierno, porque los datos confirman que cuando se involucran en una elección obtienen triunfos.

Mariano González se dejó ver en Tlaxcala a un mes del segundo informe de gobierno de Marco Mena y a dos meses de que su hijo dejó de ser diputado local. En política las casualidades no existen y sin duda el ex gobernador envió mensajes que veremos si en los próximos días obtienen una respuesta.

Es curioso que en plena celebración del día de muertos haya reaparecido Mariano González. O no.