Hubo varias señales del hartazgo de los tlaxcaltecas sobre el clima de inseguridad y violencia que prevalece en la entidad, mismas que fueron minimizadas o ignoradas por las autoridades federales, estatales y municipales, quienes hoy deberán aceptar que ante su pasividad se registró el linchamiento de un presunto ladrón en el municipio de San Pablo del Monte.

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Para nadie era desconocido que en la mayoría de los municipios tlaxcaltecas había serias advertencias de proceder a linchar a delincuentes si éstos eran detenidos in fraganti, de ahí que en poblaciones como Panotla, Totolac, Papalotla, Tepetitla y otros más se registraron hechos que dejaron entrever que los ciudadanos buscaron hacer justicia por su propia mano sin llegar a concretar sus amenazas.

La realidad en Tlaxcala es que la delincuencia está desbordada y que los policías municipales, estatales y federales están rebasados, porque sencillamente no han podido frenar el robo de vehículos, los asaltos a personas en vía pública, comercios y en casas habitación, así como los atracos a camiones de carga en carreteras de la entidad y a las unidades del servicio público de pasajeros.

Los homicidios dolosos han ido en aumento y al igual que el número de jóvenes desaparecidas. La presencia del crimen organizado a través del huachicol es innegable, así como de narcomenudistas que han empezado a ampliar su presencia y su territorio.

Los ciudadanos son víctimas de la delincuencia y su nivel de hartazgo es igual al tamaño del enorme ego que tiene Hervé Hurtado Ruiz, comisionado estatal de Seguridad en Tlaxcala, quien en un año y medio ha demostrado que no puede con el paquete y que su brillante estrategia no ha dado ningún resultado.

El soberbio funcionario estatal que cuando puede suele quejarse de que el gobernador no lo recibe ni acuerda con él, tuvo una lenta intervención en los hechos registrados la mañana de ayer en San Pablo del Monte, cuando pobladores de la comunidad de San Nicolás, municipio de San Pablo del Monte, lograron detener a uno de tres presuntos ladrones que se robaron una camioneta.

La policía municipal reconoció de inmediato su incapacidad ante la ira de la turba que detuvo y golpeaba al supuesto maleante, por lo que solicitó el apoyo de los uniformados estatales, que como suele suceder, se pusieron en alerta máxima y en espera de la orden suprema que les autorizara intervenir.

Los golpes al sujeto se multiplicaron y la esperada orden no llegaba. Dicen que Hervé Hurtado habló con el alcalde de San Pablo del Monte Cutberto Cano Coyotl, quien le confirmó la gravedad de los hechos y la incapacidad de la policía municipal para rescatar y detener al ladrón.

Los minutos pasaron y tras una negociación fallida, la Comisión Estatal de Seguridad rescató dos horas más tarde a la persona que había sido retenida por pobladores del Barrio de San Nicolás en San Pablo del Monte con el apoyo de elementos de la Dirección Operativa que tuvieron que lanzar gas lacrimógeno para llevar a cabo su acción.

La brutal golpiza al presunto ladrón fue de tal magnitud que éste murió cuando era trasladado al Hospital General de Tlaxcala para ser atendido.

Seguramente Hervé Hurtado se escudará en los protocolos de seguridad y en la mentada estrategia a seguir en esos casos para justificar su lenta intervención, sin embargo es un hecho que ya ocurrió el primer linchamiento en esta administración y que éstos no se detendrán porque los tlaxcaltecas están hartos de la inseguridad y de los pretextos de las autoridades para frenar a los delincuentes.

Aunque la Procuraduría General de Justicia en el Estado inició ayer una investigación para detener y llevar ante la ley a los ciudadanos que participaron en la golpiza del presunto ladrón que falleció por esa causa, la realidad es que ese acto tan lamentable quedará impune como otros hechos violentos reportados en Ixtenco y en Tepetitla.

En materia de seguridad es urgente que haya ajustes y cambios, porque después costará mucho trabajo y dinero componer la grave situación que vive el estado.