La aceptación y punch que la coalición electoral conformada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano logró en otros estados del país no tuvo el mismo efecto en Tlaxcala, de ahí que sus candidatos al Senado y a las diputaciones federales se encuentran a la deriva con casi nulas posibilidades de disputar un triunfo en los comicios del 1 de julio.

Basta ver la imagen de los candidatos de la alianza denominada por “México al Frente” integrada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano que acompañaron en una conferencia de prensa al líder nacional de los panistas, Damián Zepeda Vidales, para concluir que esa coalición no vive su mejor momento a 50 días de las votaciones.

Las campañas de los abanderados de esa coalición están desabridas y es la fecha que no han podido conectarse con los ciudadanos, que para su desgracia, ven en el partido de Andrés Manuel López Obrador la opción de cambio que requiere el país, sin descartar a los candidatos priistas que amenazan con ubicarse en el segundo lugar de las preferencias electorales para el Senado y en el primer distrito electoral federal.

Damián Zepeda visitó Tlaxcala y no emocionó a nadie. Lo más trascendente que dijo fue que la candidatura presidencial de Ricardo Anaya que es apoyada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano ha crecido después del primer debate y, que según una encuesta nacional, el panista se ubica a cinco puntos porcentuales de López Obrador.

El líder nacional del PAN fue cauteloso al hablar sobre las preferencias electorales respecto al Senado y las diputaciones federales, pues sólo se limitó a reconocer que en Tlaxcala existen resultados positivos en esas campañas, pero nunca se atrevió a decir que están en la pelea por esas posiciones, quizá porque en el fondo sabe que están pérdidas y que sus candidatos ni siquiera han podido convencer a los panistas y perredistas de votar por ellos.

Minerva Hernández Ramos, la política mutante, resultó una pésima candidata al Senado por esa alianza, ya que no sólo se dedicó a dividir, sino a restar, de ahí que pronto cargará en su cuestionada trayectoria una derrota más que podría implicar el fin de su carrera.

Al interior del cuarto de guerra del PAN se tiene una radiografía exacta de las tendencias electorales que prevalecen en la disputa por el Senado y las diputaciones federales a nivel nacional.

La coalición “Por México al Frente” encabeza las preferencias para la Cámara Alta en doce estados del país. Tlaxcala no se encuentra entre ellos y por esa razón desde hace unos días dejó de ser una prioridad como lo es Baja California Sur, Yucatán, Tamaulipas, San Luis Potosí, Sinaloa, Aguascalientes, Coahuila, Chihuahua, Guanajuato, Nayarit, Durango y Querétaro.

A esos estados hay que sumar Puebla y Baja California, donde el Frente disputa el Senado con Morena en una carrera que se mantiene más que cerrada y que se definirá el primer domingo de julio.

Sin duda el PRD extraña el arrastre y fuerza de Lorena Cuéllar Cisneros que en el 2016 compitió por la gubernatura de Tlaxcala y que le representó elevada votación que hoy difícilmente alcanzará. Ahora la senadora con licencia trabaja por Morena y AMLO.

En el PAN lamentan la ausencia de Adriana Dávila Fernández, pues es obvio que la estructura electoral que tiene la senadora y ex abandera al gobierno del estado no está operando a favor de los candidatos del “Frente por México”.

PAN y PRD van encaminados a un tremendo fracaso electoral en Tlaxcala, el cual compartirán con la familia Ortiz que de nuevo se quedará con las ganas de tener un legislador federal.