Cuidado, si hablas algo fuera de tema puedes salir encinta, digo en cinta, porque nada puede pasar desapercibido, sobre todo si te apellidas Ortiz o eres colaborador de él.

Sienta precedente la parcialidad con la que un medio exhibe hoy su proclividad marianista, aduciéndole una abultada ventaja, casi irremontable a dos meses de la elección. Ha de ser un acto anticipado de senilidad de quien, sin embargo, justifica el aventurado dato a la permanencia de Rosalía Peredo en aquella malograda alianza, Unidos por Tlaxcala.

Lo que sí es un hecho y, se corroboró en una de esas sesiones panistas de petit comité, es la “fineza de Beatriz Paredes a los desvelos calderonistas”. “Gracias, Beatriz, eres toda una señora, se alcanzó a escuchar de uno de esos panistas encumbrados, seguros que la separación de Rosalía y, su activismo para sí misma, cumple con creces  las labores de sustracción a la formidable sinergia del divo, aunque no tanta para satisfacer las fiebres tricolores del directivo aquél, con cargo a la nómina de un Colegio en Tlaxcala.

Mientras esto adereza a la política de las generaciones de plata en las sienes y a veces ridículas colas blancas de caballo, el espionaje con intenciones de sentar el terror yunquista entre los colaboradores a fuerzas del panismo, vino con el premio de una muy bien asentada presencia del Cisen, presta a captar, grabar, procesar y difundir –una vez hecho el análisis – cualquier frase como las que el minúsculo gobernador poblano, Mario Marín, sigue creyendo posible eliminar de su expediente, de hecho, a las que debe el honor de su fama internacional como el gober precioso.

Nada más por si llegara a hacer falta. No sea que a la hora de la verdad le dé por tender su mano generosa a cualquiera que no sea Adrianita, a quien ayer en su toma de protesta le dio de nueva cuenta por sacar a cuentas su trayectoria en el gobierno federal y en el ámbito legislativo.

¿Cuál?

Hay que ser honestos. Se ha montado un excelente escenario y ahora se aplica la política del terror yunquista. Que hay personajes valiosos, ni quien lo dude. Que Adriana muestra otra personalidad para no incomodar a un respetable público que llenó diez mil sillas y atiborró el área más cercana al templete donde César Nava dio el mensaje de Calderón: Te abrimos Héctor la puerta en el PAN, no nos falles, porque copelas o cuello…”

Y ahí tienes a todos, fieles a la cargada, apanicados de cometer alguna pende… que les cueste la cabeza. Formaditos alrededor de Adriana, su nueva jefa a partir de ya y, dueña de un crecimiento exponencial, mientras que al gobernador en turno le ocurre exactamente lo contrario.

Lo que son las cosas. El terror yunquista-calderonista-panista, se da en forma simultánea a odio generacional de Beatriz Paredes y Mariano González, capaces de darse un frío, qué digo frío, heladísimo abrazo el día en que el libanés rindió protesta como el candidato de la alianza Todos Unidos por Tlaxcala en el auditorio Emilio Sánchez Piedras. Tal gesto nada más fue una probada de la perversidad de la primera, quien sabedora de que sus seguidores deben seguir en la nómina, aunque sea del yunque,  operó para quitar a Rosalía y, con ello restar, ¿te parece un cinco por ciento de los votos que pueda obtener Mariano?.

A esa separación, los panistas la calificaron como un verdadero gesto de fineza de la señora Beatriz, que así como no queriendo la cosa, asestó el enésimo revés a su eterno compañero del fratricidio compartido.

Yo creo que esto del terror y la negociación anticipada de los destinos locales es parte de la abyección. Es una forma de mostrar que el porvenir nuestro se arregla en minutos. Que a nuestros gobernantes los elegimos con votos, pero ya nada más hacemos el caldo gordo a quien fue producto de una negociación y, en el futuro habrá de operar más acotado que Calderón y su lucha contra el crimen organizado.

Es conmovedora la manera en que cedieron los orticistas. Pero es cobarde que a los ciudadanos sin grupo no nos den más alternativa que la frustración.

Me avergüenzo del nivel tan bajo en el que cayó nuestra democracia.