Tendría que pasar algo extraordinario en las próximas semanas para que Minerva Hernández Ramos y Gelacio Montiel Fuentes, virtuales candidatos al Senado por la coalición integrada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano tuvieran alguna posibilidad de ganar los comicios del 1 de julio, porque es una realidad que sus nominaciones sólo generan decepción y rechazo en esos partidos.

señorio

No se necesita ser un analista experto para llegar a la conclusión que la pela por el Senado en Tlaxcala será entre los candidatos del PRI y Morena. Los próximos senadores de la entidad saldrán entre los priistas Anabel Alvarado Varela y Florentino Domínguez Ordoñez y los seguidores de AMLO, Ana Lilia Rivera Rivera y el ex gobernador José Antonio Álvarez Lima.

La posibilidad que tenía la coalición Por México al Frente para disputar esos cargos de elección popular empezó irse al cagadero cuando el PAN impuso a Minerva Hernández como su abanderada, pues la impopular ex perredista no entiende que sus mejores años pasaron y que hoy su capacidad seductora ya no tiene los efectos de hace algunos años.

El PRD utilizó a Tlaxcala como moneda de cambio frente al PAN para sacar posiciones en otros estados donde sus candidatos son más competitivos. Entregó a los panistas dos de los tres distritos electorales federales y la primera posición de la fórmula al Senado.

Esas pésimas decisiones y la imposición de Gelacio Montiel como compañero de fórmula de Minerva Hernández han provocado una gran molestia entre la militancia perredista, la cual no moverá un dedo para apuntalar las campañas de los candidatos al Senado y a las diputaciones federales.

La coalición conformada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano llega a los comicios del 1 de julio débil y dividida. Carece de un candidato con liderazgo y arrastre. Además es evidente la ausencia de la estructura electoral, porque hasta ahora el trabajo de esos partidos ha sido mediático y no de campo.

No cabe duda que el PAN y el PRD están convertidos en los mejores aliados del PRI y del gobernador de Tlaxcala.

Diputados mediocres

De pena ajena el actuar de algunos diputados locales que pretenden evadir su responsabilidad en el conflicto registrado en Ixtenco por la estupidez del presidente municipal Miguel Ángel Caballero Yonca.

El presidente de la Comisión de Asuntos Municipales de la LXII Legislatura, Martín Rivera Barrios, es un inepto que por andar en busca de la reelección descuido su trabajo y dejó que el problema en ese ayuntamiento creciera, porque él sabía que detrás de la síndico Lucia Rojas González, estaba el diputado priista Ignacio Ramírez Sánchez.

Ignacio Ramírez incitó y manipuló a la síndico Lucia Rojas para enfrentar al alcalde Miguel Ángel Caballero, por lo que resulta estúpida y tonta su intervención en la tribuna del Congreso del Estado, no sólo porque pidió a las partes en conflicto dejar sus posiciones hostiles, sino porque además urgió al secretario de Gobierno, Tito Cervantes Zepeda, a solucionar la disputa que él como legislador alentó y provocó.

Los diputados priistas Rivera Barrios y Ramírez Sánchez son un estorbo y su juego ya ha sido detectado por el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, quien sabe perfectamente que ambos legisladores son unos simuladores que quieren jugar al chingón cuando se sabe que son unos mediocres.

Y ya que hablamos de mediocres, le cuento que el diputado panista Juan Carlos Sánchez García, el pegaazulejos conocido entre los maestros de la cuchara como El Saga, anda muy bravucón y ahora quiere modificar la ley para quitarle al gobernador la facultad de autorizar la comparecencia de funcionarios ante los legisladores.

Oportunista y sonso, el diputado panista recordó que el pasado 15 de agosto de 2017, el coordinador de su bancada, Carlos Morales Badillo, presentó la iniciativa para modificar la Constitución Política local para que el Congreso tenga la facultad de citar a funcionarios estatales sin el permiso del gobernador.

Si bien la propuesta es buena y hasta deseable de que sea aprobada, en los hechos no existe ninguna solicitud formal de algún diputado local que pida al gobernador Marco Mena la comparecencia de algún funcionario, de ahí que las quejas de los legisladores sólo son en los medios porque por los canales institucionales no hay nada.

Con este comportamiento lo mejor que le puede pasar a El Saga es regresar a pegar azulejos y pisos, porque al menos eso si lo hacía bien.