A 114 días de que se lleven a cabo las elecciones para elegir presidente de México, senadores, diputados federales y locales, la disputa por los cargos parece centrarse, al menos en Tlaxcala, entre las coaliciones que encabezan por un lado el PRI y por el otro Morena, por lo que las estrategias para asegurar los votos que requieren parece que están definidas.

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Aunque la meta que pretende el PRI con sus aliados (Panal, PVEM y PS) en la elección federal es de 400 mil votos, en realidad buscará obtener 300 mil sufragios que le permitan, por primera vez, ganar los comicios presidenciales, pues en los últimos tres procesos para elegir presidente de México no ha logrado ubicarse como el triunfador en las urnas instaladas en Tlaxcala.

La apuesta del PRI para estos comicios se concentra en los programas sociales y los 500 mil beneficiarios tlaxcaltecas que reciben algún tipo de apoyo del gobierno federal y estatal, de ahí que no resultan extrañas las constantes visitas de funcionarios federales para entregar y repartir recursos económicos antes de que inicien las campañas.

La pobreza y la necesidad de los tlaxcaltecas serán los elementos que explotarán el PRI y sus candidatos para enfrentar la popularidad y deseos de cambio que proyecta Morena a través de su abanderado presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien mantiene un arrastre importante entre los electores de la entidad.

En estos comicios el PRI y sus estrategas no le apostarán a la estructura gubernamental para operar abiertamente las elecciones como lo hacía en el gobierno de Mariano González Zarur, sino que recurrirá a los padrones y a un ejército de promotores para visitar y convencer a los beneficiarios de los programas sociales que voten por su candidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña y sus abanderados a senadores, diputados federales y locales si es que quieren mantener los apoyos económicos.

Existe un perfil detallado de cada uno de los beneficiarios, así como un diagnóstico de las necesidades que enfrentan y un minucioso mapa que marca con detalle los votos que requiere el PRI en cada sección electoral del estado, por lo que se aprovechará toda la información disponible para garantizar los votos que requiere el partizado para ganar los comicios del 1 de julio.

En las últimas dos elecciones la popularidad de López Obrador ha sido determinante para ganar Tlaxcala. Su meta es sumar 300 mil votos en la entidad, cifra que según sus operadores prácticamente está amarrada pese a la compra y presiones que el PRI y el gobierno estatal ejerzan sobre los electores.

El pasado fin de semana en la convivencia que sostuvo el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez con los amigos que lo ayudaron a ganar la elección local del 2016 comprobaron que la próxima operación electoral tendrá como eje central los programas sociales.

El encuentro que parecía una feria del empleo porque el mandatario recibió múltiples solicitudes de trabajo de los amigos que participaron en su campaña de hace dos años, terminó con una larga lista de personas que, según la promesa de los menistas, serán incorporados a los programas sociales y no a la nómina oficial del gobierno del estado.

Por cierto quien ya se siente el gran estratega y operador del PRI y del mandatario Marco Mena es el titular de la Secretaría Técnica Gobernador, Carlos Bailón Valencia, quien anda presumiendo que hará ganar a Meade y a los candidatos del menismo tal y como lo logró en el 2016, porque según él, la oposición en Tlaxcala está débil y dividida.

La soberbia entre los pocos priistas que están cercanos al gobernador es evidente. Presumen triunfos que por ahora sólo existen en sus mentes, porque la realidad es que el PRI en Tlaxcala aún no entra en una zona de competencia con Morena.