Muy poco le duro al marianismo el control del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) en la figura del blandengue magistrado presidente Héctor Maldonado Bonilla, quien a un mes de haber asumido a la máxima representación del Poder Judicial se encuentra rebasado por la fuerza y control que ejercen los magistrados Elsa Cordero Martínez y Mario Antonio Jiménez Martínez.

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El triunvirato que existe al interior del TSJE ya empezó a generar molestia y desconfianza entre el personal del Poder Judicial de Tlaxcala, debido a que está claro que de ahora en adelante los amigos y aliados de los magistrados Héctor Maldonado, Elsa Cordero y Mario Antonio Jiménez serán los que obtengan ascensos, privilegios y proyección.

Al marianista Maldonado Bonilla le han dejado creer que ejercerá el poder absoluto en el Tribunal Superior de Justicia en el Estado, sin embargo en los hechos su influencia es relativa.

Los que en realidad están fortaleciendo su influencia y control en el Poder Judicial son Elsa Cordero y Mario Antonio Jiménez, quienes lograron llevar a cabo sin ningún problema una rotación de jueces.

La escasa carrera y arraigo en el Poder Judicial de Héctor Maldonado han provocado que sea un vil espectador más del reparto de privilegios, pues la rotación de jueces fue aprovechada por Cordero y Jiménez para castigar a aquellos funcionarios que se han mostrado desleales a sus proyectos, por lo que hubo impartidores de justicia que fueron alejados a juzgados retirados como Calpulalpan y Huamantla.

El cambio se venía consensando desde hace cinco meses entre Elsa Cordero y Mario Antonio Jiménez, por lo que la semana pasada se concretaron esos movimientos una vez que obtuvieron el aval del títere de Héctor Maldonado, quien lejos de intervenir o proponer algún cambio optó por aprobar esa rotación sin chistar nada.

Quedaron libres de algún cambio las juezas consentida de Elsa Cordero y que son Marisol Barba Pérez y Angélica Aragón Sánchez, así como el sobrino del magistrado Mario Antonio Jiménez, el juez Ramón Jiménez Casco, así como otros incondicionales del eterno aspirante a la presidencia del TSJE.

El malestar por la rotación existe y no dude que pronto se empiecen a ventilar asuntos de corrupción ligados a los jueces consentidos, pues es evidente que esos cambios dañaron intereses entre el personal del Poder Judicial de Tlaxcala.

Sin embargo, es probable que esas acusaciones no tengan ningún efecto porque las pocas voces críticas que había al interior del Consejo de la Judicatura ya fueron compradas y hoy se encuentran satisfechas con las migajas que lograron conquistar, al grado que ya olvidaron su lealtad al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez.

Para nadie es un secreto que los consejeros Mildred Murbatián Aguilar y Álvaro García Moreno obtuvieron las plazas que querían y ahora se mueven al compás que les tocan.

Dicen que pronto habrá cambios en el TSJE y que llegará un marianista más a la estructura del Poder Judicial de Tlaxcala. Aunque no está pelón adivinar de quien se trata, se menciona que dicho personaje está encargado de limpiar todos los expedientes de los ex funcionarios del gobierno de Mariano González Zarur que por alguna razón han sido observados por los órganos de control y vigilancia.

Antes de dejar su cargo en la pasada administración, ese abogado que no tiene un pelo de humildad maniobró para que un despacho externo ligado a sus intereses fuera contratado a fin de determinar si los procedimientos contra servidores públicos eran viables. El negocio fue redondo porque es obvio que cobró y al mismo tiempo exculpó a los ex funcionarios involucrados en algún tema delicado.

Lamentable es lo que pasa en el TSJE o no.