Mariano González se ha repuesto a mil obstáculos de quien más lo subestima: Beatriz, quien está obligada a tomarle la protesta y aceptar su error.


El dirigente del Partido Alianza Ciudadana (PAC), Luis Girón, tiene un alto grado de responsabilidad del desplome de Adriana Dávila, la candidata de la alianza Progreso para Tlaxcala (PAN-PANAL-PAC) en las preferencias electorales, quien de acuerdo con la encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica-Milenio, ocupa la segunda posición, con 23.8 unidades, frente a 27.3 del priísta Mariano González Zarur.

Girón es la muestra fehaciente del colectivo desdeñoso y soberbio al cual el gobernador Héctor Ortiz, acusa dificultades para guiar sin que de por medio haya gritos y sombrerazos.

Bueno, ya los hubo hace unos días en que Ortiz encabezó la primera reunión con Perla López Loyo y su equipo (claro, encabezado por Luis Girón). Ahí el mandatario les dijo que no es momento de caprichos y los llamó a integrarse con Adriana. Por supuesto que en esta comparecencia, Ortiz aceptó que las cosas no salieron como las había planeado.

En efecto, nunca quiso aceptar la existencia de Adriana Dávila, la subestimó una y otra vez, hasta que su jefe, el Presidente, le recordó que era obligación suya apoyar a la Dávila, primero para hacerla candidata y luego para ganar la elección constitucional.

La naturaleza humana mostró en aquella reunión de Ortiz con el PAC a una diputada Perla, muy molesta, porque de veras se creyó con posibilidades de ser la sucesora de su jefe político. Pese a su nulo perfil, la diputada de los folders vacíos aprovechó la ocasión para chillar enrabietada ante su protector, teniendo como testigos a muchos orticistas del PAC.

Su raro chantaje, sin embargo, carece del mínimo valor. Así que su peón, Girón, ha de reaccionar, porque de seguir de contentillo, desencadenará la furia del gobierno federal y, en un mal rato hasta en la cárcel va a ver a quien ni en pesadillas imagina.

Ortiz ya tenía reportes del comportamiento imbécil de Girón. La propia Adriana se lo dijo en una de las varias reuniones sostenidas hace unos días, allí donde la Dávila hizo caer a Ortiz cuando le pidió (mañosa, eh) conocer a los integrantes del Consejo General del Instituto Electoral (IET)… la respuesta del desgastado Ortiz sería un: “yo me encargo de acercarla con ellos”, y fue en el mismo sentido de llamar al imbécil Girón para que se pusiese a las órdenes de la apizaquense.

Todo esto es parte del espinoso proceso interno panista, que refleja las inseguridades de Ortiz, para dar brillo a personajes que lo sucederían. Empecinado en ser el capo di capi, ahogó a personajes que habían creído en él (Julián Velázquez) pero que ahora lo prefieren de lejos o, hasta aceptaron que para ellos ya no existe.

Y acostumbrado como estaba, a servirse primero, las mejores y más abundantes porciones, fue incapaz de crear líneas paralelas de sucesión y, prefirió la sumisión e incondicionalidad de Perla, una verdadera afrenta a quienes aceptaron ser parte del orticismo aportando cacumen para labrar en piedra maciza lo que con el tiempo se convirtió en arcilla.

Simultáneamente, Mariano González Zarur, se sobreponía a los obstáculos colocados por gentes como Beatriz Paredes, otra partidaria de la subestimación.

Dedicada su agenda a perjudicar al divo, la Paredes tiene hoy el primer desengaño al ver a su objetivo de destrucción con una considerable ventaja sobre la candidata de Calderón y obligadamente de Ortiz.

Dice Mariano que en su ir y venir por Tlaxcala, se encuentra con un estado maltrecho, sin inversión, sin empleo, sin campo… y anuncia una administración con lupa.

Ahora bien, el criador de toros ha de saber de la existencia de un tema común con Beatriz: el discurso de hurgar ante “un gobierno caracterizado por la corrupción, la deshonestidad y los excesos”, según se lo dijo a los aspirantes, simpatizantes suyos, en el salón presidentes del CEN tricolor, reunión a la que Mariano no fue convocado.

No le quedará de otra. Tendrá que perseguir a su antecesor. Es la voluntad de quienes al menos por dos años detentan el timón del país. De otra forma, Mariano no conseguirá los recursos para atender ese desempleo, ese campo abandonado, como lo describe el propio priísta.

A estas alturas, la maniobra de Rosalía, creo que le resultó a la inversa. Ver su nombre en la boleta se habrá de tomar como un desesperado y no pedido gesto solidario con la candidata panista (recordará que fue senadora de e

se partido), pero según se ve, de poco le servirá el desplante.