Si los interesados en hacer quedar mal al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez se hubieran puesto de acuerdo difícilmente hubieran logrado los eventos que ayer se registraron y que sin duda golpearon la figura del mandatario tlaxcalteca, quien comprobó que sus colaboradores y aliados perdieron la brújula.

Marco Mena 24

La incongruente Elsa Cordero Martínez presidenta del Tribunal Superior de Justicia en el Estado (TSJE) al rendir su tercer y último informe de labores tuvo la desfachatez de arremeter contra su invitado principal, el gobernador Marco Antonio Mena, a quien le exigió que no se entrometiera en la designación del futuro representante legal del Poder Judicial, porque según ella los magistrados se conocen bien, saben de sus capacidades y están listos para enfrentar el proceso para tomar esa decisión interna.

Su postura de exigir que Mena Rodríguez no se entrometiera en dicho proceso que se llevará a finales de este mes cuando los magistrados “designen” al nuevo presidente del TSJE no sólo fue interpretado como una grosería para el gobernador, sino como un exceso de rudeza por parte de Elsa Cordero, quien intentó demostrar ante el pleno y personal del Poder Judicial, así como a sus invitados, que Tlaxcala tiene un mandatario débil al que se le puede faltar el respeto en un acto oficial.

Nadie más que el gobernador del estado tiene la influencia y el poder para sugerir a los magistrados quien de ellos debería ser el próximo presidente del TSJE, porque si Elsa Cordero cree que los diputados, secretarios del gabinete o medios de comunicación intervienen en ese proceso está mal, de ahí que se equivocó horriblemente al abordar el tema de su sucesión porque lo único que demostró es su enorme ambición por dejar en el cargo al marianista Héctor Maldonado Bonilla.

El exceso de botox y de cirugías plásticas le han hecho perder la razón. Pide respeto y autonomía cuando ella suplicó al ex gobernador Mariano González Zarur y sus aliados su venia para llegar a la presidencia del TSJE; habla de empoderamiento de la mujer y protegió a un miembro del Consejo de la Judicatura de una grave acusación de acoso sexual; habla de transparencia y ocultó el favoritismo que tuvo para pagar gastos médicos a sus más cercanos colaboradores que rebasaron los topes establecidos; habla de la eficiencia en la impartición de justicia y resulta que desde ese poder fue donde se pasó el pitazo a los ex alcaldes sobre las órdenes de aprehensión que tenían, situación que impidió llevarlos a la cárcel porque pudieron tramitar amparos.

Elsa Cordero se siente protegida y arropada por los marianistas. Su arranque bravucón seguramente no pasará desapercibido ni perdonado. Pero al final el mal que hizo está hecho.

Otro acto que también golpeó la imagen del mandatario tlaxcalteca es el relacionado con el operativo montado por la policía estatal y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado (Secte) contra los afiliados a la plataforma digital Pronto que ofrecen sus servicios de transporte a las personas que lo solicitan.

Pese a que los propietarios de dicha plataforma obtuvieron el amparo 58218 en el Juzgado Segundo de Distrito de Tlaxcala para seguir operando aun con la prohibición establecida por el gobierno de Marco Mena, la Secte a cargo del esquivo Noé Rodríguez Roldán, arremetió contra esos prestadores y detuvo cinco unidades que fueron aseguradas por elementos de la policía estatal bajo el mando del ciberjefe Hervé Hurtado Ruiz.

No hubo argumentos ni disposición al diálogo por parte de las autoridades. El gobierno de Mena Rodríguez sacó su lado intolerante y usó la violencia del Estado para controlar la protesta justificada de los propietarios de las unidades detenidas.

El gobierno de Tlaxcala no puede detener a los delincuentes que todos los días cometen actos ilícitos, pero en cambio sí puede castigar y golpear a ciudadanos que sólo buscan realizar una actividad que les permita un modo honesto de vivir.

Noé Rodríguez es otra una decepción. Lejos de andar persiguiendo a los afiliados a la plataforma Pronto debería resolver el problema de la falta de placas que existe en su dependencia y evitar los pretextos tontos para justificar la escasez de esas latas que requieren los dueños de vehículos para circular sin problemas.

Los otros funcionarios que también perdieron la brújula y que su pasividad dañó la imagen de su jefe son los secretario de Gobierno y Educación Pública, Anabel Alvarado Varela y Manuel Camacho Higareda, respectivamente, quienes desatendieron el caso de la maestra Magdalena Piscil Baleón que desde hace 15 días inició frente a Palacio de Gobierno una huelga de hambre para exigir su reinstalación.

El frio de los últimos días y la indiferencia de las autoridades antes mencionadas no doblaron a la profesora y aguantó lo que tenía que aguantar. Tuvo que enfrentar problemas de salud y ser atendida por paramédicos de la cruz roja para sensibilizar al gobierno del estado que unas horas más tarde ofreció una solución que no fue otra más que pagar el monto del laudo que ya tenía ganado Magdalena Piscil.

Una vez más se afectó la imagen del gobernador Marco Mena que había sorteado bien su primer año de administración.

El martes negro de ayer debe ser una llamada de atención para Marco Mena, porque está claro que hay actores políticos que pretenden dibujarlo como un gobernador débil. Sus funcionarios no lo ayudan y pareciera que en Tlaxcala hay un mandatario aislado y ausente.