El gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez pondrá especial interés en la reconstrucción y reparación de las más de 1000 escuelas que resultaron dañadas por el sismo del pasado 19 de septiembre, de ahí que esa labor será coordinada y supervisada por la actual secretaria de Gobierno, Anabel Alvarado Varela.

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Si hay una funcionaria que hoy goza de la confianza y respaldo del gobernador de Tlaxcala, es Anabel Alvarado Varela, quien ante la falta de capacidad que mostraron Francisco Javier Romero Ahuactzi, titular de la Secretaría de Obras Públicas, Desarrollo Urbano y Vivienda (Secoduvi) y Anahí Gutiérrez Hernández, responsable del Instituto Tlaxcalteca de Infraestructura Física Educativa (Itife), será la responsable de las tareas de reparación de los planteles educativos.

El gobierno estatal busca que ese proceso se realice con agilidad pero sin caer en problemas como el favoritismo en la contratación de empresas o sobrecostos que impidan atender a más de 1000 escuelas dañadas tras el sismo del pasado 19 de septiembre.

Así como Alvarado Varela recibió la confianza de su jefe, ella encargó la supervisión de la reconstrucción a Josafat Severo Contreras Domínguez, quien se desempeña como Director del Departamento de Evaluación y Seguimiento del Sistema de Justicia Penal de la Secretaría de Gobierno.

Es obvio que Contreras Domínguez no tiene nada que ver con el ramo de la construcción, quizá por esa razón es el que ordena al resto de los funcionarios relacionados con la reparación de las escuelas los pasos a seguir para garantizar que las obras se lleven a cabo en el menor tiempo posible.

Se aplicarán 320 millones de pesos en los próximos meses. Cuatro escuelas serán demolidas y reconstruidas en su totalidad y otras 62 serán atendidas de manera prioritaria una vez que las afectaciones que presentaron se catalogaron como considerables.

Si Francisco Javier Romero y Anahí Gutiérrez acuden a las reuniones donde se analiza el financiamiento y los tiempos para ejecutar las obras, en los hechos ambos funcionarios están excluidos de la toma de decisiones que implicará el proceso de reconstrucción de las escuelas. Eso sin duda es una mala señal, porque simplemente ya comprobaron que no gozan de la confianza de su jefe y que sólo acuden de relleno a las sesiones de trabajo.

Lo malo para Anabel Alvarado es que la reconstrucción de los planteles educativos puede afectar sus aspiraciones de convertirse en candidata del PRI al Senado, pues si su prioridad es entregar buenos resultados al mandatario Marco Antonio Mena entonces tendrá que olvidarse de la grilla y garantizar que las escuelas sean reparadas en el menor tiempo posible.

O también puede ser que utilice ese proceso para consolidar sus aspiraciones, ya que si antes de que finalice el año concluye la reparación de los planteles educativos y deja avanzada la construcción de las cuatro escuelas que serán demolidas, podrá ubicarse como una funcionaria de resultados que mostró preocupación por la seguridad y bienestar de los estudiantes.

Donde de plano las cosas van más que lentas, es en la reparación de los templos dañados por el pasado sismo, porque aunque la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ya conocen las afectaciones, hasta el momento no se ha informado el monto que se invertirá para restaurar más de 50 inmuebles históricos que llevan 22 días cerrados al público.

Ojalá para esa labor el gobierno federal designe a un encargado de esos trabajos, porque si ese proceso queda en manos del actual delegado del INAH, Eduardo Velázquez Gallegos, es muy probable que se haga negocio y que las reparaciones sean chafas, pues existen antecedentes de que las empresas que recomiendan son muy malas para trabajar y buenas para cobrar.