La mentada reforma educativa en Tlaxcala es un mito porque en los hechos se cumple a medias, pues por lo que se ve nadie tiene la capacidad en el estado de terminar con los maestros comisionados que simplemente ignoraron la orden que recibieron a través de un oficio para regresar a las aulas.

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El actual secretario de Educación Pública, Manuel Camacho Higareda, es incapaz de meter orden en su dependencia y de controlar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Si para dirigir la SEP mostrara el mismo empeño que tiene para salir en fotos y aparecer en medios de comunicación, seguramente esa dependencia estaría cumpliendo con la reforma educativa, con el programa más ambiciosos de becas estatales y otras acciones que se requieren para mejorar los indicadores en eficiencia terminal y calidad educativa.

Antes de que iniciara el actual ciclo escolar, Camacho Higareda ordenó que se enviara un oficio a 32 miembros del SNTE para que dejaran su actual comisión y se reincorporaran a sus plazas para dar clases, sin embargo sólo dos acataron esa disposición y el resto con argucias y la protección de funcionarios de la SEP-USET ignoraron tal medida.

Si había una duda sobre la mala relación que existe entre el SNTE y las autoridades educativas de Tlaxcala, este es un buen caso para demostrar que las cosas no caminan bien y que el sindicato sólo anda buscando cualquier pretexto para hacer cada vez más claro su rechazo a Manuel Camacho.

Dicen que los maestros comisionados que ignoraron el oficio de la SEP-USET son docentes de alcurnia o con poderosos nexos políticos que Camacho Higareda no puede controlar, de ahí que aseguran que el titular de la dependencia se quedará con las ganas de verlos en las aulas dando clases.

Los nombres de esos influyentes maestros comisionados pronto se darán a conocer y sin duda quedarán expuestos los políticos que los cobijan y protegen.

Además, trascendió que la actual directora de Relaciones Laborales de la USET, Claudia Inés Xochihua Rodríguez, lejos de apoyar a su jefe optó por aliarse con esos maestros comisionados, que según la reforma educativa ya no debería existir pero que en los hechos si existen y cobran sin atender a un grupo.

Han pasado casi nueve meses desde que llegó el nuevo gobierno estatal y el SNTE no ha tenido las posiciones prometidas en la SEP-USET, así como tampoco ha recibido los apoyos económicos establecidos, por lo que no dude que antes de que finalice el año se empiecen a registrar protestas de ese sindicato.

Muy poca calidad moral tendrá Manuel Camacho para hablar de la reforma educativa que tanto presume Aurelio Nuño Mayer, titular de la SEP a nivel federal, si es incapaz de terminar con los maestros comisionados.

Me queda claro que en la actual administración hay buenas intenciones y propósitos de cambiar las cosas, pero mientras exista un mando débil y sin fuerza, difícilmente el estado se transformará o asumirá un rumbo diferente al que se tenía con Mariano González Zarur.

Puede ser que Camacho Higareda sea un buen asesor, amigo, académico y acompañante, pero está claro que la silla de secretario de Educación Pública le quedó grande y por lo que se ve nunca la va a llenar. Ni hablar.