Los legisladores locales se sienten dignos de repetir en el cargo y se olvidan que para retener el cargo primero deberán enfrentar un proceso interno en sus partidos y luego una elección constitucional donde podrían enfrentar el rechazo de los electores a quienes nunca le preguntaron si estaban a favor o en contra de la reelección.
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La soberbia es la peor consejera y los diputados locales tienen de sobra, de ahí que hayan optado por tratar la reelección como un asunto planchado que goza del respaldo popular, lo cual resulta falso porque nadie está de acuerdo en que ellos legislen para su beneficio.

Su valemadrismo es evidente y grotesco, porque lejos de ponerse a trabajar son adictos a las vacaciones y a legislar al vapor, como sucedió con la reciente reforma constitucional aprobada y que dará vida al sistema estatal anticorrupción.

Desde el inicio de la actual legislatura se sabía que los diputados locales deberían regular la reelección, sin embargo nunca le entraron al tema y el presidente de la Comisión de Asuntos Electorales del Congreso del Estado, Adrián Xochitemo Pedraza, adelantó que será a finales de agosto cuando el tema sea analizado, sin importarle que el plazo para llevar a cabo esa modificación vence en los primeros días de septiembre.

El diputado perredista insiste y presume que los legisladores que busquen la reelección podrán separarse 60 días antes del día de la elección, propuesta que va en contra de los llamados del INE para armonizar y empatar las leyes locales con la federal a fin de evitar más complicaciones en la organización de los comicios del 2018.

Según el perredista y ex alcalde de Tepeyanco, un legislador que pretenda repetir en el cargo podrá separarse antes del 1 de mayo, como si su nominación fuera en automático y no tuviera que participar en los procesos internos de sus respectivos partidos políticos que se realizarán entre enero y febrero del próximo año, lo que sin duda los obligará a dejar el Congreso antes para estar en igualdad de circunstancias con la militancia que no detenta un puesto público.

Xochitemo Pedraza es un tipo con memoria muy corta. Hoy se siente un portento de diputado y se le olvida que si despacha como legislador local fue por el impulso que recibió de la ex candidata del PRD al gobierno de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros. Aunque presume que goza de cierta aceptación popular, lo que es un hecho es que no le alcanzará para repetir el triunfo logrado en 2016.

De acuerdo con los resultados de un estudio de opinión que se levantó hace unos días, el PRD se ubica en la cuarta posición de las preferencias electorales en los distritos federales y locales, así como a nivel estatal, situación que lo pone muy lejos de disputar los diferentes cargos de elección popular que estarán en juego en julio del próximo año.

Según esa encuesta, Morena encabeza las preferencias entre los votantes, seguido por el PAN y en una tercera posición se sitúa el PRI, partido que pese al exceso de confianza que muestra sufrirá para meterse en la competencia electoral, porque su nivel de rechazo ronda casi los 30 puntos porcentuales, cifra que debe encender los focos de alarma del dirigente estatal Florentino Domínguez Ordoñez.

La reelección es un asunto que sólo interesa a los actuales diputados, porque me queda claro que las dirigencias estatales de los partidos políticos se muestran ajenas a ese tema, porque quizá saben que casi ningún legislador en funciones cuenta con el respaldo popular que se necesita para repetir en el cargo.

La popularidad de los diputados es ficticia, pero lo bueno es que soñar no cuesta nada.