El Congreso del estado será la caja de resonancia donde estarán a la orden del día las críticas y señalamientos hacia el gobierno del estado. Los priistas y sus aliados no muestran la capacidad que se requiere para enfrentar a una oposición que está dispuesta a desgastar la figura del nuevo gobierno.

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 La luna de miel que al inicio de la nueva administración establecieron el gobierno del estado, el PRI y la oposición apenas si duro seis meses, pues los desencuentros de los últimos días registrados al interior del Congreso local así lo confirman y sin duda las críticas subirán de tono porque el PAN y el PRD ya entendieron que el golpeteo político deja más que ser un aliado del tricolor.

 Lo malo para la administración estatal es que los miembros del gabinete, los diputados priístas y dirigentes del PRI han permitido las descalificaciones sin que haya una respuesta efectiva, como si tuvieran miedo de enfrentar a una oposición electoralmente débil pero con capacidad para jalar reflectores mediáticos.

 Ante las críticas lanzadas al proceso de aprobación del Plan Estatal de Desarrollo y su contenido, ningún funcionario salió a la defensa del gobierno menista. La secretaria de Gobierno Anabel Alvarado Varela prefirió la política de la avestruz y evadió el tema para no ver dañada su imagen y sus aspiraciones de ser considerada una precandidata del PRI al Senado, mientras que Lenin Calva Pérez, titular de la Secretaría de Políticas Públicas y Participación Ciudadana se escondió y su respaldo al mencionado documento que supuestamente coordinó ha sido nulo.

 Los diputados locales priístas no han tenido ningún obstáculo para mostrar su desdén ante las críticas del PAN, PRD, PT y Morena. Mariano González Aguirre, Eréndira Cova Brindis, Arnulfo Arévalo Lara, Ignacio Ramírez Sánchez, Enrique Padilla Sánchez y José Martín Rivera Barrios están más preocupados por su futuro o en trabajar en su reelección que en defender el proyecto de su jefe político.

 El PRI en manos del hijo del ex gobernador se percibe débil y sin capacidad de interlocución al interior de Poder Legislativo. El diputado perredista Alberto Amaro Corona parece que le tomó la medida a González Aguirre y hoy ese líder de tianguistas puede presumir que tiene bajo su mando a los legisladores de su partido y a los del PAN.

 Una decepción más es la postura asumida por el líder del PRI en Tlaxcala, Florentino Domínguez Ordoñez que carece de liderazgo y presencia, pues hasta el momento ha sido incapaz de fijar una posición para contrarrestar las críticas de la oposición que a partir de ahora buscará cualquier pretexto para descalificar al gobierno del estado.

 Dicen que la silla de la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI le quedó grande al ex secretario de Gobernación, toda vez que por más que ha intentado no ha podido revivir y tener el control de la estructura que fue determinante para que su partido ganara las dos últimas elecciones en Tlaxcala.

 A los simpatizantes de ese partido que contribuyeron al triunfo en los pasados comicios se les ha convocado para que reciban apoyos de calentadores solares o tinacos, sin embargo cuando la invitación sale de la oficina de Florentino Domínguez la respuesta es mínima y se ha tenido que recurrir a los liderazgos regionales y municipales para que los priístas acudan, lo que confirma que la militancia se encuentra resentida al no obtener los espacios prometidos en la administración estatal.

 Es más, el profe no ha podido evitar que funcionarios del actual gobierno estatal acudan a reuniones de trabajo que realiza Morena, si el partido que controla Andrés Manuel López Obrador.

 La parálisis de los priistas tlaxcaltecas es un aliciente para que PAN y PRD mantengan sus pláticas rumbo a la conformación del frente amplio opositor, cuyo único propósito, según ellos, es sacar al PRI del gobierno ante los malos resultados entregados.

 Lo cual me parece una burla porque el PAN antes de hablar de buenos gobiernos debería reconocer que las administraciones federales de Vicente Fox y Felipe Calderón fueron tan malas como la que encabeza Enrique Peña.

 Y si de gobiernos municipales se trata, hay que ver las pésimas administraciones que tuvo recientemente el PAN en Tlaxcala, Zacatelco, Calpulalpan, Contla y Tlaxco, donde los ex alcaldes panistas sobresalen por los malos financieros que realizaron en esos ayuntamientos.

 Al final todos son iguales.