Casi se cumplen seis meses de este nuevo gobierno y habrá elementos para llevar a cabo un análisis del desempeño de los funcionarios que integran el gabinete. Hay quienes sí trabajan, otros que simulan y unos más que se la pasan entregando distintivos como si esa fuera la estrategia a seguir en los próximos años para atraer turistas a Tlaxcala.

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Aunque desde el último semestre del gobierno de Mariano González Zarur se percibía un aumento en los actos delictivos en el estado, es un hecho concreto que en los casi seis meses de la actual administración la tendencia empeoró y hoy Tlaxcala se muestra como una entidad insegura y presa de los criminales.

Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) confirman que ninguna de las estrategias implementadas por el responsable de la seguridad pública en el estado Hervé Hurtado Ruiz ha funcionado, por lo que sin duda se ha convertido en la gran decepción del gabinete al llegar con un amplio currículum que sólo sirve para apantallar porque su amplia experiencia no sirve de nada.

En los primeros cinco meses de este año, la entidad acumuló 804 robos de automóviles, lo que quiere decir que cada día los hampones se llevan sin ningún problema seis unidades, pues está comprobado que los ladrones operan a cualquier hora del día con total impunidad.

Antes nos quejabamos del trabajo del anterior comisionado estatal de seguridad Oreste de Jesús Estrada Miranda, quien aprovechaba cualquier ocasión para echarse un palamozo en su karaoke portatil y poner una pausa sus labores de vigilancia, pero aún así tenía mejores resultados que Hurtado Ruiz.

En los meses de enero a mayo del 2016, el robo de unidades que registró Tlaxcala fue de 501, es decir, 303 robos menos a los que hoy se tienen enlistados en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

El crecimiento de un periodo a otro fue del 60 por ciento y quizá demuestra que Tlaxcala requiere a un policía tradicional y no un ciberpolicía que lo suyo es pratullar las redes sociales, espiar a pesonas de su interés y vigilar al estado a través de su big brother para simular que trabaja.

Nadie puede confiar en un jefe de la policía que declaró no tener propiedades y que el valor de los muebles que tiene en su hogar es menor a 30 mil pesos. Ojalá al rato no nos enteremos que Hervé Hurtado es un hombre adinerado que antes de venir a Tlaxcala vivía en un exclusivo club residencial con campo de golf donde se jactaba ser el presidente de los exquisitos propietarios.

No dudo que alguien salga a la defensa de Hurtado Ruiz con el argumento de que el problema de la inseguridad no es privativo de Tlaxcala sino del país y que el mes de mayo pasado fue el de mayor violencia y actos delictivos de los últimos años, sin embargo las cifras no mienten ni los ciudadanos que están cansados de ser víctimas del crimen.

El problema de la inseguridad es un asunto que se requiere atacar con inteligencia y conocimiento, porque si se piensa que con aumentar el número de policías y patrullas los delincuentes van a salir huyendo del estado se equivocan.

Si el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez decide mantener a Hervé Hurtado en la Comisión Estatal de Seguridad pronto empezará a cargar los nulos resultados que ese funcionario ha entregado y que sin duda serán utilizados por la oposición para cuestionar su administración.

El balance en materia de seguridad de los casi seis primeros meses de este gobierno es negativo, por lo que nunca es tarde para corregir el rumbo donde está comprobado que lo que se tiene no funciona.

En fin, el gobenador tiene la última palabra.