El desplazamiento de los marianistas en la estructura del gobierno del estado es una realidad y aunque ese proceso avanza despacio, es un hecho que el grupo del ex gobernador Mariano González Zarur ha perdido espacios e influencia al grado que ya no se ve ninguna fugura de peso.

men

Lento y con decisiones quirurgicas el gobernador Marco Mena lleva a cabo la reestructuración del sector educativo en Tlaxcala que en los dos últimos gobiernos fue utilizado con fines políticos electorales.

Tanto en las oficinas centrales de la Secretaría de Educación Pública como en el Cobat y en el Cecyte se abrian espacios para contratar a operadores políticos, quienes lejos de atender las necesidades de ese sector se dedicaban a armar estructuras electorales que con recursos públicos funcionaban a lo largo y ancho del estado.

La llegada de Manuel Camacho Higareda a la Secretaría de Educación Pública fue el primer aviso que envió el gobernador de que las cosas cambiarían, pues el ejército electoral marianista que comandaba Tomás Munive Osorno poco a poco se ha ido desactivando, primero al ya no disponer de recursos y luego al cortar cabezas de los principales operadores.

Unas semanas más tarde, Marco Mena ratificó en el cargo a José Luis González Cuéllar en la dirección general del Cecyte, desde donde se hacen los ajustes para renovar a 14 directores de planteles y 15 subdirectores.

Hay que tener presente que el personal de esa institución educativa bajo el mando del ex director general Victorino Vergara Castillo se volcaba en cada proceso electoral para apoyar las campañas del PRI.

En los pasados comicios locales ese ejército salido del Cecyte se le vio en el oriente del estado y especialmente en Apizaco, donde competía por la diputación local Mariano González Aguirre, hijo del ex gobernador Mariano González Zarur.

Dicen que el proceso para renovar directores y subdirectores en el Cecyte tiene dedicatoria y va encaminado para mover aquellos marianistas de hueso colorado que se resisten en entender que hoy hay un nuevo jefe político en el estado.

Ayer, por fin llegó la guillotina al nefasto David Flores Leal que se desempeñaba como director general del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala. Ojalá su relevo Silvia Josefina Millán López ponga fin a los excesos que al interior de ese subsistema educativo se cometían, como pagar elevados salarios a personal que sólo funguia como dama de compañía del hoy ex funcionario estatal.

Por lo menos, esperamos que la nueva directora general no obligue al personal femenino de esa institución a asistir a juntas obligatorias para que compren productos de belleza, como sucedió con Flores Leal que traía a su hija desde Torreón para que comercializara algunos artículos y así ayudar a su familiar a quedar bien con la empresa para la que trabaja.

Millán López es originaria de Zacatelco y al parecer no tiene compromisos políticos, ya que según su trayectoria académica sus estudios los hizo en el Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México con sede en Oaxaca. Además es Doctora en Matemáticas por la Universidad de Binghamton, Nueva York, Estados Unidos, y también tiene el grado de Maestría en la misma institución del vecino país del norte.

Sin duda en el Cobat también se registrará una limpia de operadores políticos ligados al marianismo, proceso que se dará en las próximas semanas.

Las decisiones asumidas por Marco Mena en el sector educativo han generado molestia entre los marianistas que se sienten traicionados al ser desplazados por funcionarios de primer y segundo nivel que no hicieron nada para que el PRI ganara las elecciones en el 2016.

Una señal de que la popularidad del gobernador no anda del todo bien entre los maestros fue el aplausómetro que se vivió ayer en el festejo que organizó el SNTE a las madres trabajadoras.

El gris Demetrio Rivas y el diputado local y ex líder magisterial J. Carmen Corona fueron los que se llevaron el mayor apapacho de las mujeres presentes en el evento, mientras que las muestras de simpatía hacia Marco Mena y Manuel Camacho fueron bajas y frías, lo que dejó entrever que ambos no gozan del apoyo de maestras y del personal administrativo.

Conforme pasa el tiempo el distanciamiento entre Marco Mena y Mariano González se hace más evidente.

Ahora hay que ver si Mena en realidad quiere mejorar la educación en Tlaxcala o sólo hace los ajustes para ubicar en ese sector a nuevos operadores que le sean leales a él y no a su maestros político.